
Con un acto realizado en el atrio de la Catedral frente la Plaza Constitución, los blancos le tributaron un sentido reconocimiento con el descubrimiento de una placa recordatoria, en el mismo lugar donde Lavandeira fuera asesinado.
Con la presencia de integrantes de esa formación política, la parte oratoria estuvo a cargo de Pablo da Silveira, quien realizó una sentida y emotiva exposición sobre la vida del joven periodista y político, muerto a temprana edad, luchando por sus ideales.
Da Silveira, recordó para muchos y con acierto, una historia que, insólitamente, era escasamente recordada.
Pablo da Silveira explicó que “La figura de Lavandeira ha sido un poco olvidada por algunas razones; una es que en cierto sentido es víctima de su propio éxito, mientras las garantías electorales no existieron en Uruguay y hubo batallas muy intensas por el voto secreto hasta el año 1925, Lavandeira era un referente enormemente importante”, aseveró.
Agregó que “Una vez que los uruguayos nos acostumbramos a que lo normal era votar y votar con garantías, eso contribuyó a que se perdiera un poco la memoria, pero además ocurre que en los últimos años lamentablemente “la academia y la cultura”, han dado un sesgo político que no es para nada proclive a reconocer a figuras como la de Lavandeira y eso es una enorme injusticia histórica”, concluyó Da Silveira.
El recuerdo de un héroe rescatado

En 1870 se sumó a la Revolución de las Lanzas y editó, junto a Agustín de Vedia, el periódico La Revolución, con una imprenta volante. En junio de 1872 Vedia y Lavandeira comenzaron a publicar el diario La Democracia, portavoz de los principistas blancos, que el 7 de julio emitió el manifiesto programático del Club Nacional. En él se proponía trascender las antiguas divisas en una organización basada en los principios comunes.
Fue el origen de lo que llegaría a ser posteriormente el Partido Nacional. En 1873 Lavandeira obtuvo la cátedra de Economía Política en la Universidad de la República, ámbito que el que adquirió un temprano prestigio. Alterno la docencia con una intensa actividad política centrada en el periodismo. Fue decidido impulsor de una acción común con los principstas para combatir la influencia de los caudillos y la contumacia de los blancos y colorados tradicionalistas o “netos”.
El 1 de enero de 1875 debían realizarse elecciones de alcalde ordinario y defensor de Menores en Montevideo y los principistas blancos y colorados trabaron estrechamente para custodiar la limpieza de estos comicios. Postergados para el día 10 a raíz de violentos incidentes, se coloca la urna en el atrio de la Iglesia Matriz. Los principistas estaban reunidos en el Club Inglés, en Rincón e Ituzaingó, y los “candomberos” –tradicionalistas colorados en la Confitería del Ruso, en la calle Sarandi, donde está actualmente el Club Uruguay. A eso de las dos de la tarde era evidente que la lista de los principistas, encabezada por José Pedro Varela y Adolfo Artagaveytia, superaba largamente a la de los “candomberos” o “netos” (el voto era público); en ese momento, algunos elementos de esta tendencia, entre los que se contaban Francisco Belén, Isaac De Tezanos y Pedro Varela, atacaron armados con ánimo de apoderarse de la urna, mientras que desde las azoteas disparaban varios francotiradores. Lavandeira, junto a otros de su misma tendencia, corrieron a evitar la sustracción de la urna, pero recibió un balazo en la aorta que le produjo una muerte casi inmediata; tenía 27 años. Este final heroico, cargado de simbolismo (se produjo en defensa de la pureza del sufragio), le confirió un sitio destacado en la tradición blanca.
La intervención completa de Pablo da Silveira
El acto en imágenes













Cuando algo hecho con el sacrificio de un ser humano que ya no esta. Es lamentable y poco agradecido.Cada conquista material o social no apareció espontáneamente.NO es asi.
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