
El ‘mensalao’ hechos de corrupción durante el gobierno de Lula; la interminable serie de ministros de Dilma que debieron renunciar por casos que investiga la Justicia y el caso de corrupción en Petrobras, marcaron el límite en la paciencia de los brasileños.
No es de extrañar que pronto aparezca la Unasur- que siempre deslegitima el clamor de los pueblos- y que como club ideológico solo existe para defender a sus amigos, irrumpirá diciendo que estas miles de personas, son parte de una “injerencia externa”, financiada por la derecha internacional.
El inoperante bloque regional le preguntará a Dilma que necesita, pero no hará lo mismo con los ciudadanos y terminará actuando de la manera vergonzosa como lo ha hecho en Venezuela, donde se negó a visitar a los presos políticos y no le exigió a Maduro que cesara la represión.
Tanto los ciudadanos de Brasil y de Venezuela, saben que ningún bloque regional saldrá a defenderlos, porque solo lo hacen con los gobiernos y no con los pueblos.
R.C. Gómez










Ramiro Helmeyer, de todo esto se espera que tomen en cuenta, lo que el pueblo exige, y tomes acciones para las mejoras
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