El hombre que no se callaba (II)

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Jorge Bonica, director del semanario El Bocón de Uruguay
Jorge Bonica, director del semanario El Bocón de Uruguay
Jorge Bonica, es una persona muy especial, no le gustan las injusticias y por eso las combate desde su medio de prensa en Uruguay y esto le ha generado más de un dolor de cabeza.
Vivió momentos difíciles en la vida, pero supo sobreponerse sobre la base de una perseverante forma de ser, ir hasta el fondo en busca de la verdad, aunque eso molestara a muchos.
Cuando trabaja en un caso de investigación periodística, no cuenta las horas ni le pone límites al tiempo que le lleva obtener la verdad, para no ser injusto con la historia, los involucrados y también con sus lectores, que cada vez en mayor cantidad le siguen semana a semana, a través de El Bocón y en las redes sociales.
Especializado en temas políticos, como destaca en la conversación que mantuvimos, Bonica recuerda que los momentos difíciles que vivió trabajando en los medios de comunicación de Uruguay, donde censuraban sus entrevistas, le hicieron pensar en un momento de salir del país y empezar de nuevo lejos. Pero no lo hizo, como ya contamos en el artículo anterior.
-El primer semanario El Bocón era sólo una página que lanzábamos en Lavalleja-retoma el relato Jorge Bonica- con dos secciones, de un lado: “La verdad de la milanesa” y del otro, “En la silla eléctrica”, donde entrevistábamos a alguna personalidad y le hacíamos las 15 preguntas que nadie le haría. Hicimos la primera edición con 100 ejemplares y las vendimos como pan caliente. Por una vereda vendía el semanario mi señora y yo por la otra. Así empezamos. Después fuimos agrandando las secciones y aumentando el volumen de páginas. Denunciamos muchas cosas, el robo de ganado, entre varios hechos y allí otros medios nos atacaban, porque decíamos lo que ellos no se atrevían a decir. Incluso las autoridades no nos invitaban a las conferencias de prensa, cuenta Bonica.
La fama se fue acrecentando y desde otros departamentos del país le escribían diciéndole: “Aquí necesitamos tener otro Bocón” y le enviaban denuncias.
Todo era un enorme sacrificio- recuerda el periodista- Íbamos con mi mujer para entregar el semanario puerta por puerta; dormíamos en la camioneta.
Rememora que ya llegaban a Minas de Corrales a entregar ejemplares; era como un reparto semanal que hacíamos y ya editábamos más de 400 semanarios. Luego se fueron sumando más localidades del interior del país.
-Y así crecimos, con un enorme sacrificio, sin respaldo y ahí aprendí lo que era la realidad del Uruguay, que yo como periodista no la sabía. Reconozco que no conocía como vivía la gente del interior, como era el hospital, la policlínica del interior, las escuelas rurales y las necesidades de la gente. Conocí lo bueno y lo malo y eso me sensibilizó y me hizo comprender cuál era el camino; defender a esos sectores, razona convencido Bonica.
Agrega que allí se manifiesta su indignación contra el sistema político, “que hasta el día de hoy me acompaña”- subraya el periodista- se que no voy a cambiar el sistema político, pero si sé que voy a cambiar mucha mentes que ahora conocen lo que hacen algunos políticos y las historias que les cuentan cada cinco años cuando van en busca del voto.

La relación con los políticos

Jorge Bonica cuenta y analiza las actitudes y las reacciones de los políticos ante sus denuncias periodísticas.
-Está el político que te ignora y da la orden a sus seguidores de ignorarte, porque entienden que si me contestan, se ponen a mi altura y como presumen que están a un nivel superior, optan por no responder.
Otros tienen otra estrategia: A Bonica hay que pararlo piensan y entonces te mandan a alguien que está en el segundo o tercer escalón a tantearte, a ver si te pueden comprar, saber cómo es uno, dialogar e incluso ofrecen publicidad para congraciarse. Hasta cargos muy importantes me han ofrecido, pero como ven sigo estando aquí.
Otros con sutileza me han recomendado que pare la mano con las denuncias, “Jorgito, tenés que tener cuidado siempre puede aparecer algún loco que te haga daño. ¿Qué necesidad de vivir poniendo nerviosa a tu mujer? Vení a trabajar conmigo que tengo un cargo importante para darte, revela Bonica y agrega que le dijo que lo pensaría.
El periodista le respondió pero lo hizo públicamente a través del semanario diciéndole que no aceptaba. Pocas horas después recibió una llamada de quien le hiciera el ofrecimiento de trabajo y reconoce que indudablemente el ofertante es un hombre de mucha cintura. Bonica esperaba algún agravio pero el interlocutor le dijo: “Jorgito, como me escrachaste. ¿Cuándo tomamos un café?”. Debo reconocer que hasta el día de hoy tengo una muy buena relación con este político.
-Yo tengo buena relación con todos los que quieran tener diálogo. Porque si recibo una denuncia fundamentada y con pruebas contra determinado político, lo que corresponde es darle la posibilidad de responder a esa denuncia. Esa es la esencia del periodismo, escuchar las dos campanas, ahora si el denunciado al que llamo por ética para enterarlo de la denuncia en su contra, se queda en silencio y me pide “no publiques eso”, le tengo que decir: “perdóname yo no te llamo para saber si lo puedo publicar o no; eso lo resuelvo yo, lo que vos tenés que resolver y demostrar que esto es mentira. Lo bueno es tener diálogo y se debe darles la oportunidad que se defiendan y desvirtúen las acusaciones y no que se enteren a través del semanario ya publicado. Y cuando las respuestas y las pruebas son concluyentes y se demuestra que el denunciado no es culpable de nada, entonces eso no se publica, como corresponde, porque estaría difamando e injuriando al publicar algo que no es cierto.
Bonica sostiene que el periodista en Uruguay está desprotegido por la Ley de Prensa, ya que aunque se pruebe cabalmente con pruebas concluyentes que una denuncia es cierta, entra la consideración de si el periodista tenía o no la intención de difamar al publicar la información veraz y puede terminar siendo procesado- explica- aunque lo que haya escrito se ajuste a la verdad.
-Yo he ido a más de 300 audiencias por los 69 juicios que me presentaron por artículos publicados en El Bocón, en muchos fui sobreseído y en otros hubo conciliación entre las partes y a cada uno de ellos he ido con angustia porque aunque se pruebe que se dijo la verdad, igual te pueden procesar. Aprendí una cosa, aunque haya sido sobreseído, perdí; porque perdí salud, perdí tiempo, perdí incluso familiares que se enojan y me dicen: “¿Por qué escribiste eso?”, “ahora vas a ir preso”. Mi señora me prepara un bolsito para cada audiencia que voy, porque yo puedo salir para la cárcel.
Cuenta que muchas veces pensó en dejar todo, pero por principios y por la vocación y porque esto es lo que ama hacer el trabajo periodístico de investigación, no lo ha hecho. Además subraya que El Bocón es el único medio que dice y denuncia lo que nadie se atreve.
La salud
Jorge Bonica debió enfrentar un grave problema de salud, que le llevó a pensar que todo terminaba, fue cuando se extralimitó en el trabajo periodístico al frente de El Bocón. Se reconoce como un adicto al trabajo y sin horas casi de descanso, el organismo le pasó factura.
Hace dos años sufrió un problema cerebro vascular que lo dejó sin poder hablar. Los médicos le dijeron que no recuperaría el habla y empezó a comunicarse escribiendo lo que quería decir. Fueron tiempos de angustia inenarrable, pero un día una enfermera que había escuchado de su situación se presentó en la casa de Bonica y le dijo que con un tratamiento y ejercicios podría volver a hablar y la profesional le dijo que sería necesario atenderlo dos veces por semana. Bonica sonrió y escribió en la libreta que utilizaba para comunicarse con el mundo: “Dos veces, no, todos los días”.
Con enorme voluntad luchó y cumplió cada uno de los pasos que le llevaron a recuperar el habla. Tuvo que aprender a hablar de nuevo, palabra por palabra, y hoy el amargo trance ha sido superado, sin secuelas. El periodista lo califica de milagro y reconoce que eso lo hizo acercarse nuevamente a Dios.
El futuro
Piensa en miles de proyectos periodísticos, una radio con un móvil montado en unidad que le permita recorrer el país entrevistando gente; El Bocón en edición digital, para lo que se reserva una sorpresa para sus lectores y prepara conformar una idea de apoyo a políticos que verdaderamente merezcan el reconocimiento de los votantes, ya sea por su honestidad y sus cualidades para servir a la ciudadanía.
Es una máquina de generar ideas, un creativo que dice y quiere estar desde el lugar que le asigne el destino, pero siempre, subraya, al servicio de la gente de a pie, esa que rara vez puede expresarse.