Equipo de investigación periodística de ICN Diario.-
El levantamiento de las sanciones de EEUU al juez brasileño Alexandre de Moraes y su esposa el pasado 12 de diciembre no es un hecho aislado; es la moneda de cambio en una negociación de altísimo nivel entre Lula y Trump donde Venezuela es la pieza principal.
1. El “intercambio de rehenes” políticos
Para entender por qué Trump cedió con De Moraes (a quien los bolsonaristas detestan), hay que ver qué obtuvo a cambio:
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El gesto de Trump: Al retirar a De Moraes de la lista Magnitsky, Trump le quitó un peso enorme a Lula y a la institucionalidad brasileña. Es un reconocimiento de que Brasil es el socio estratégico que EE. UU. necesita para “gestionar” el fin del chavismo sin una guerra abierta.
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El gesto de Lula: Inmediatamente después de este alivio, Lula activó la línea directa con Caracas. La llamada del 11 de diciembre —la primera en más de un año— no fue para saludar. Lula actuó como el “mensajero de la realidad”.
2. Lo que Lula le dijo a Maduro (Detrás de cámaras)
Aunque el comunicado oficial habló de “paz regional”, los hechos sugieren que Lula le explicó a Maduro que el paraguas protector de Brasil se ha cerrado. El mensaje implícito habría sido:
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“Ya no puedo detener a Trump si decide actuar militarmente o con un bloqueo total”.
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De hecho, Lula reveló el 17 de diciembre que le dijo a Trump: “No queremos guerra”, a lo que Trump respondió: “Pero yo tengo más barcos y más bombas”. Transmitirle esa frase a Maduro es una forma diplomática de decirle: “Ríndete o negocia tu salida ahora que todavía puedo mediar”.
3. El cerco naval y el pánico en Miraflores
Esta semana, Trump ordenó un bloqueo naval y aéreo total contra los buques petroleros venezolanos.
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Maduro sabe que si Lula (su último aliado de peso) está negociando aranceles y beneficios con Trump a cambio de “colaborar” en el tema Venezuela, su aislamiento es absoluto.
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El acercamiento Lula-Trump es la peor pesadilla para el chavismo porque elimina la posibilidad de que Brasil sirva como “zona de alivio” o mediador imparcial. Brasil ahora tiene intereses económicos claros para que la crisis venezolana termine pronto.
4. La “Independencia Judicial” como amenaza real
Como mencionamos antes, el hecho de que De Moraes ya no esté sancionado refuerza su autoridad. Si ese mismo juez (o la justicia brasileña) decidiera actuar contra un funcionario venezolano que pise suelo brasileño, ya no habría sospecha de que lo hace por “presión de las sanciones de EE. UU.”, sino por pura ley brasileña. Esto aterra a la cúpula madurista.
Maduro se siente traicionado. El hecho de que Lula esté logrando que Trump le quite sanciones a sus jueces mientras a Venezuela se las duplican, deja claro que Lula ha elegido la estabilidad de Brasil sobre la supervivencia de Maduro.
Maduro se encuentra en una situación de “rehén de lujo” de los servicios secretos de La Habana.
El papel de la inteligencia cubana (el G2) es hoy el principal obstáculo para una transición:
1. El “Anillo de Hierro” cubano
A medida que la presión de Trump y el aislamiento de Lula han crecido este mes, Maduro ha hecho algo revelador: ha sustituido gran parte de su seguridad venezolana por agentes cubanos.
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El miedo a la traición interna: Tras la caída de figuras de confianza y los rumores de negociaciones de militares venezolanos con EE. UU., Maduro confía más en los agentes de la isla, a quienes considera “incorruptibles” porque su destino está atado al de él.
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Control de las FANB: El G2 cubano no solo protege a Maduro, sino que supervisa las comunicaciones de los generales venezolanos. Según informes de Axios y The New York Times de estas últimas semanas, los cubanos han intensificado el espionaje interno para detectar cualquier movimiento de rendición en los cuarteles.
2. La amenaza: “Si caes tú, caemos nosotros”
Cuba no puede permitirse que Maduro renuncie. La isla atraviesa su peor crisis económica en décadas (falta de combustible, apagones masivos y colapso del turismo).
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El escenario extremo: Informes de inteligencia estadounidense publicados en noviembre advierten que Washington teme que los propios agentes cubanos puedan asesinar a Maduro si este intenta negociar una salida por su cuenta.
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Para La Habana, una transición democrática en Venezuela significa el fin del suministro de petróleo y de los subsidios que mantienen a flote la dictadura de Díaz-Canel. Por eso, su orden es clara: resistencia total.
3. Maduro entre dos fuegos
Esto coloca a Maduro en un dilema mortal:
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Si se queda: Enfrenta el bloqueo naval total de Trump, la asfixia económica y la posibilidad de una operación de extracción.
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Si negocia: Corre el riesgo de ser neutralizado por sus propios “asesores” cubanos antes de poder subir a un avión.
4. La narrativa del “Avispero”
Para complacer a sus tutores cubanos, Maduro ha adoptado la retórica del “avispero”: la idea de que, si hay una intervención o si él sale del poder, Venezuela se convertirá en una guerrilla incontrolable. Esta es una táctica diseñada por La Habana para asustar a la región y a EE. UU., aunque, el pueblo venezolano y los líderes como Petro y Boric ya no compran ese relato.
Maduro está atrapado en una paradoja. Sus protectores (los cubanos) son, al mismo tiempo, sus carceleros. El régimen de La Habana prefiere un Maduro atrincherado y una Venezuela en ruinas que una Venezuela libre que les corte el flujo de recursos.
La cúpula chavista ya no es un bloque sólido; es un nido de supervivientes donde cada quien intenta salvar su propio pellejo, y Maduro sabe que él es el único que tiene una “ficha de canje” lo suficientemente valiosa para EE. UU.
Cómo se está fracturando ese círculo íntimo:
1. La traición de los hermanos Rodríguez
Se ha filtrado recientemente (a través de reportes del Miami Herald y fuentes en Qatar) que Delcy y Jorge Rodríguez han intentado negociar por su cuenta.
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El plan “Madurismo sin Maduro”: Los hermanos habrían propuesto a Washington una transición donde Maduro saliera del cuadro, pero ellos conservaran cuotas de poder o inmunidad.
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El problema: EE. UU. ha sido claro: no hay trato que los incluya si no hay una entrega total de las estructuras del narcotráfico. Maduro, al enterarse de estos movimientos, ha reforzado su desconfianza, viendo en los Rodríguez a unos conspiradores que lo venderían a la primera oportunidad.
2. El factor Diosdado Cabello: El “condenado”
A diferencia de los Rodríguez, que intentan parecer diplomáticos, Diosdado Cabello no tiene salida.
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Él sabe que su nombre encabeza las listas del Departamento de Justicia y que no hay país democrático que le dé asilo.
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Su única defensa es el caos: Por eso Cabello es el que más presiona para que Maduro no ceda ni un milímetro. Si Maduro negocia una salida para él y su familia (Cilia Flores y sus hijos), Cabello se quedaría solo en Venezuela para enfrentar a la justicia o a una intervención. Maduro le teme a Diosdado porque este controla sectores clave de la inteligencia militar y podría dar un golpe interno si siente que Maduro lo va a “entregar”.
3. La oferta de Trump: ¿Solo para la familia presidencial?
En una negociación de salida, EE. UU. suele ofrecer “pasajes” limitados.
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Trump podría ofrecerle a Maduro un exilio dorado en un tercer país (como Turquía o Emiratos Árabes) solo para él, Cilia y su círculo familiar inmediato.
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Esto deja fuera a los “segundones” del régimen. La paranoia de Maduro es que, si acepta ese trato, Diosdado o los Rodríguez lo asesinarían antes de que llegara al aeropuerto para evitar que se lleve los secretos del régimen, se salve solo o simplemente por venganza.
4. Los cubanos: Los carceleros de todos
La inteligencia cubana juega con este miedo. Le dicen a Maduro: “No confíes en Jorge, está hablando con los gringos” y a Cabello le dicen: “Maduro te va a traicionar”. Mientras la cúpula esté dividida por el miedo, Cuba mantiene el control del aparato de seguridad porque es el único “árbitro” que queda.
En resumen: Lo que estamos viendo es un “juego de la silla” donde solo hay un asiento (la protección de EE. UU.) y demasiados candidatos. Maduro sabe que que él y su familia es prioridad, pero está rodeado de personas (Cabello y los Rodríguez) que no tienen nada que perder y que preferirían ver arder el país antes que quedarse atrás para pagar las cuentas de todos.













