El gobierno de Argentina, encabezado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, tiene un doble discurso. De duro crítico a los EEUU, ahora baja el perfil y humildemente – con apoyo de seis países – le envía una carta al presidente norteamericano Joe Biden para que interceda ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), para que lo apoye en las negociaciones para paliar la grave crisis financiera que atraviesa la nación sudamericana.
Para lograr el apoyo de EEUU, Argentina consiguió que firmaran la carta con el pedido, los presidentes izquierdistas de Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, México y mandatario derechista de Paraguay.
En la misiva a Biden, señalan que “La inflexibilidad del FMI para revisar los parámetros del acuerdo en el contexto de la sequía descrita corre el riesgo de convertir un problema de liquidez en uno de solvencia”, aseguran.
Las razones expuestas son algo incongruentes y lo que dice el presidente de México, López Obrador, que expresa que esa crisis argentina “se agravó con la pandemia, con la guerra entre Rusia y Ucrania y una sequía muy fuerte que padecieron y que ha mermado sus exportaciones”, dijo el mexicano, pero esto mismo – pandemia, sequía y guerra de Ucrania – lo padecen otros países de la región, que al contrario de la Argentina, han manejado con solvencia sus finanzas.
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