Evo Morales, la noche del viernes, condenó el “golpe congresal” en Paraguay que destituyó al presidente Lugo y anticipó que Bolivia “no reconoce a un gobierno que no surja de las urnas y del mandato del pueblo”.
Las contradicciones del mandatario boliviano son cada vez más elocuentes, no reconoce el acto constitucional previsto en las leyes paraguayas sobre juicio político, que garantiza la democracia, pero reconoce al gobierno de Cuba que no surgió de las urnas y del mandato popular.
El mandatario boliviano deploró asimismo, en el portal web de su gobierno, la “estrategia de la derecha (paraguaya) destinada a derrocar a Lugo e interrumpir el proceso político” iniciado por su colega Lugo a favor de los más humildes y excluidos “como son los indígenas sin tierra”, pero nada dijo del salvaje ataque a varios “sin tierras” por parte del gobierno de Lugo, que terminó con 17 muertos y por el cual se le hizo el juicio político que lo destituyó.
Por su parte, la ministra de Comunicación de Bolivia, Amanda Dávila, ratificó que “El presidente Fernando Lugo tenia la mayoría de voto en las urnas, por lo que se ha dicho en un pronunciamiento público en el que manifestamos que el Gobierno boliviano no reconocerá a un Gobierno que no salga de las urnas y que no tenga el apoyo popular”.
Nadie habló de los padecimientos de los disidentes cubanos, que al no existir democracia, no pueden manifestarse y son perseguidos y encarcelados por un regimen que no surgió de las urnas.
Evo Morales debería meditar un poco antes de hablar, para no quedar en evidencia y mostrar la realidad de sus ideas sobre la democracia.
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