
Por Paco Tilla.-
En una escena digna de tragicomedia porteña, Cristina Fernández de Kirchner, (a) K-Chorra, expresidenta, exvicepresidenta y actual reclusa VIP en su departamento de San José 1111, salió al balcón con la esperanza de saludar a la militancia. ¿El motivo? Vio cámaras de televisión en la calle. ¿La realidad? No había nadie. Bueno, casi nadie. Algún transeúnte distraído, un repartidor de empanadas y un perro que ni siquiera levantó la vista. No estaba ni el loro…
Las cámaras de La Nación+ captaron hace pocos días el momento con precisión quirúrgica: Cristina, saludando con entusiasmo a la nada misma. Un gesto que, más que político, pareció existencial. Como si dijera: “Estoy aquí, aunque ustedes no estén”.
La escena recordó inevitablemente la canción de Los Iracundos, ese grupo uruguayo que supo cantar al abandono con estilo:
“Y hoy lloras por mí / Porque has quedado sola / La vida es así / Y te has quedado sola…”
Y sí, Cristina, la vida es así. A veces uno saluda desde el balcón y lo único que recibe es el eco de su propia voz.
Pero no todo es música melancólica. También hay espacio para la épica judicial. Mientras la exmandataria ensaya saludos al vacío, avanza el juicio por la causa de los Cuadernos de las Coimas, donde está acusada de ser la “jefa de una asociación ilícita” que habría recaudado millones en sobornos durante sus gobiernos. Un juicio que se transmite por Zoom, como si fuera una clase de yoga, pero con menos flexibilidad y más tensión. [elpais.com]
En este contexto, otro título musical se cuela en la mente colectiva: “Cuando ya nadie te nombre”, de Horacio Guarany. Porque si algo parece estar ocurriendo, es que el nombre de Cristina empieza a sonar menos en las calles y más en los tribunales.
K-Chorra baila sola en su balcón, como en una versión política de “La fiesta inolvidable”, pero sin invitados.
¿Será que el balcón se ha convertido en su escenario final? ¿O simplemente en el lugar donde se ensaya la nostalgia?
Lo cierto es que, entre causas judiciales, saludos sin público y canciones que parecen escritas para ella, Cristina Kirchner protagoniza un nuevo capítulo de la política argentina: el de la soledad con custodia.












