Carnaval en blanco y negro

Los que dicen que la murga siempre criticó, tienen razón, es cierto, pero hoy, al igual que desde el año 2005 al 2020 no critica, adoctrina

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Foto: IM

Por José Alem Deaces.-

¿Que uruguayo alguna vez no ha disfrutado del carnaval?

Creo que todos o la inmensa mayoría hemos tenido contacto con el mismo, ya sea escuchando relatos de nuestros padres de pretéritos desfiles o bailes en el Teatro Solís, yendo a algún desfile, tirando papelitos, mojando a alguien con un pomo, siendo disfrazados de niños, pidiéndole a algún murguista que le pinte la cara o ya adolescente concurriendo al tablado del barrio, a ver el espectáculo y las jóvenes vecinas que también concurrían y siendo mayor cambiando el tablado del barrio por el Teatro de Verano a ver las actuaciones de los distintos conjuntos y hasta atreverse a predecir ganadores.

Las luces, el colorido, la calidad de las presentaciones superiores en general a los de antaño son un atractivo ineludible.

La televisión y los múltiples programas radiales además han aumentado el número de interesados, por mas que muchos de estos no sean seguidores.

El presupuesto de los conjuntos ha aumentado pues se exige mejor vestimenta y maquillaje pues estos puntúan para la premiación, y se comenta que algunos integrantes y libretistas cobran importantes sumas en dólares para se parte del conjunto.

Y no debe pensarse sólo en murgas, pues hay también parodistas, humoristas, revistas y lubolos.

Todos los integrantes, libretistas, maquilladoras, modistas, utileros, transportistas, empleados de la organización, porteros, acomodadores y otros que me olvido perciben un ingreso.

Los varios programas de radio tienen sus anunciadores y varios comentaristas que también perciben un ingreso por su trabajo, al igual que los trabajadores de la televisión.

Cada noche de lleno total del Teatro de Verano son 4.000 personas que no sólo pagan la entrada de $ 400 la mínima, pues hay también abonos, sino que en su gran mayoría consumen los productos que allí se venden, que no son sólo alimentos de variados tipos y bebidas, en puestos y con vendedores que recorren las tribunas, sino también remeras de los conjuntos, grabaciones etc.

Fuera del Teatro, los cuidadores de autos también obtienen ingresos y hasta aumenta la locomoción en cuanto a la cantidad de ómnibus que esperan el final de la jornada para transportar a los concurrentes que no tienen auto a sus lugares de residencia.

Estamos hablando de no menos de U$S 2.500.000 que se aportan a la economía, formal e informal. Y si lo duda piense en una entrada de U$S 10 por sólo 3000 personas de promedio por noche (y me quedo corto) y ya parte de U$S 30.000 por día y son no menos de 25. A esa partida conservadora, debe agregarse todo lo que ya indique y la publicidad de empresas públicas y privados y verá que cerca estoy de esa cifra, la que sin duda se supera si agregamos todos los espectáculos barriales, en que los conjuntos cobran por actuación, también se cobra entrada y se venden alimentos.

Dejo para el final, espectáculos en teatros y la fiesta de las llamadas. Si pasa por el barrio Palermo verá casas con balcones y azoteas que ya ofrecen el alquiler de una noche.

Espectáculos y movimiento de la economía que reporta ingresos a muchas personas que a su vez, lo gastan en nuestro país, economía circular como se califica.

Ese es el carnaval que decimos blanco (sin alusión política), el que atrae a tantos uruguayos.

Pero lamentablemente existe también en carnaval negro, el que conducirá inexorablemente a que sólo concurran al mismo los adherentes a la ideología izquierdista que prácticamente todos los conjuntos, salvo pocas excepciones predican.

Se pregona lo políticamente correcto, para algunos y se levanta el aplauso fácil.

El carnaval pues pasa a ser de popular a sectorial.

Claro que irá gente, pero partidarizada, concurrir al carnaval será como ir a un comité de base.

Los que dicen que la murga siempre criticó, tienen razón, es cierto, pero hoy, al igual que desde el año 2005 al 2020 no critica, adoctrina.

Ese es el carnaval negro, el de un sector, no el de todos.

Por suerte algunos carnavaleros con ideas de izquierda ya se han manifestado públicamente contra este accionar, manifestando no estar de acuerdo con esa politización.

Ojala sus palabras no se pierdan, que no sean en vano.