El miedo a perder del kirchnerismo, rodeado de la crisis económica y la alta corrupción en sus filas, se ve reflejada en la decisión del antes político radical y ahora kirchnerista, Leandro Santoro, el candidato oficialista de bajarse de la segunda vuelta electoral por el cargo para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que iba a enfrentarlo a Jorge Macri del opositor Juntos por el Cambio.
Una decisión impuesta a Santoro por Sergio Massa, que veía que una confrontación paralela a su ballotage con Javier Milei, iba a debilitar a su candidatura a presidente, porque la derrota de Santoro en las urnas, iba a ser demoledora para el kirchnerismo.
Santoro había quedado segundo en la elección con el 32,2% de los votos, contra un 49,61% obtenido por Jorge Macri.
El temor de Massa, de que el desencanto de los bonaerenses hacía el gobierno nacional y la gran movilización prevista por la oposición para la segunda vuelta en Buenos Aires, incrementara el clima de rechazo a las medidas económicas y reavivara las críticas de corrupción del kirchnerismo en los recientes casos de Martín Insaurralde y “Chocolate” Rigau.
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