El presidente en funciones de España, el socialista Pedro Sánchez, está acorralado y preso de sus promesas a los separatistas catalanes para que den sus votos en el Congreso y de esta forma permitan que sea investido para un nuevo mandato desde La Moncloa.
El futuro de España está en esos siete votos necesarios de la formación independentista Junts de Cataluña, cuyo líder es el golpista Carles Puigdemont, fugado de la Justicia española y refugiado en Bélgica.
El delincuente huído exige a Pedro Sánchez que cumpla entre varias exigencias, la amnistía para los golpistas de Cataluña y la imposición de la lengua catalana en la UE.
Un camino difícil de recorrer por Sánchez porque desde el PSOE, muchos no aceptan que se otorgue una amnistía para los que pretenden romper a España.
El expresidente del Gobierno del PSOE, Felipe González y varios dirigentes de peso en el socialismo se oponen a darle concesiones a los separatistas.
Según informa OKDIARIO, Pedro Sánchez estaba dispuesto a pedir que en Bruselas se impusiera el uso del catalán, el euskera y el gallego, pero ahora el presidente del Gobierno en funciones está sopesando incumplir el pacto que tenía con Junts para no quedar en ridículo al perder una votación como presidente de turno de la Unión Europea. Y es que aceptó este chantaje de los independentistas sin debatirlo con los Veintisiete.
Desde el PP, denuncian que Pedro Sánchez no tiene palabra, porque aunque diga no a la amnistía y el referendum, también lo dijo a los indultos, a la supresión del delito de sedición y al abaratamiento de la corrupción y se plegó a lo que le exigían
