El presidente argentino, Alberto Fernández, sigue viviendo en un mundo irreal donde todo es perfecto para él.
La indigencia en el país, que ya suma cerca de cinco millones de personas y los casi 20 millones de ciudadanos viviendo bajo la línea de pobreza son irrelevantes para su forma de ver la grave situación.
Fernández dijo que “Las quejas que escucho son que para ir a comer hay que esperar dos horas”, en referencia a quienes aún pueden ir a un restaurant y que eso habla, según entiende, en la revitalización de la economía. “Eso es más trabajo, eso es más alegría, eso es más disfrute para los argentinos y las argentinas”, agregó el presidente.
Sin embargo, en los barrios las colas interminables de vecinos que van en busca de un plato de comida gratis en plena calle, porque el salario no les alcanza para alimentarse adecuadamente.
La siguiente comparación es clara sobre la lamentable situación que el mandatario pretende ocultar:
https://twitter.com/indignadoxd/status/1665695465877250050
Su vocera presidencial, Gabriela Cerruti, al igual que su jefe sostiene que todo está muy bien y que la gente tiene dinero para gastar y que la activación del consumo es evidente: “Se patinan la guita en restaurantes y recitales”, dijo.
Tan desubicada de la realidad como todo el gobierno.













