La Iglesia Católica de Montevideo celebró este sábado 6 de mayo, la beatificación de Jacinto Vera, en una multitudinaria misa que se realizó en el Estadio Centenario.
Previamente hubo una actividad artística, a las 14:30, para luego dar lugar a la misa de beatificación, que comenzó a las 16:00, con la presencia del cardenal Daniel Sturla.
A la celebración concurrieron diversas autoridades como el presidente, Luis Lacalle Pou, Álvaro Delgado, Rodrigo Goñi, Javier García, Guido Manini Ríos, la vicepresidenta Beatriz Argimón, Luis Alberto Lacalle Herrera, José Mujica, Lucía Topolansky, Pedro Bordaberry, entre varias personalidades del país.
#BeatificaciónDeJacintoVera | Diversas autoridades se hicieron presente en este festejo de todo el pueblo uruguayo, como el presidente y la vicepresidente de la República @LuisLacallePou @BeatrizArgimon @PresidenciaUy pic.twitter.com/dSoxNOgQsy
— Iglesia Católica Montevideo (@ICM_uy) May 6, 2023
Breve biografía
Don Jacinto Vera nació el 3 de julio de 1813 en un barco, en el Océano Atlántico, frente a las costas de Brasil, cuando su familia se dirigía a Uruguay desde las Islas Canarias. De joven trabajó en el campo con los suyos, en Maldonado y en Toledo. Descubrió su vocación a los 19 años. Incorporado al ejército fue licenciado por el Gral. Oribe para que pudiera continuar sus estudios sacerdotales. A falta de formación en Uruguay, se trasladó a Buenos Aires para estudiar. Celebró allí su primera misa, el 6 de junio de 1841.
Teniente cura y luego párroco de la Villa de Guadalupe de Canelones durante 17 años. Fue nombrado vicario apostólico del Uruguay el 4 de octubre de 1859; consagrado obispo en la Iglesia Matriz de Montevideo el 16 de julio de 1865. Participó del Concilio Vaticano I en 1870. Primer obispo de Montevideo desde el 13 de julio de 1878.
Murió durante una misión que realizaba en Pan de Azúcar, el 6 de mayo de 1881. En su sepelio un joven Juan Zorrilla de San Martín resumió el sentir de muchos: “… las lágrimas en este momento inundan mi alma y el alma del pueblo uruguayo, enlutado y consternado… ¡Padre! ¡Maestro! ¡Amigo! … Señores, hermanos, pueblo uruguayo: el santo ha muerto.”
Se realizó una suscripción popular para erigirle el monumento fúnebre donde reposan sus restos en la catedral de Montevideo. En poco tiempo se reunió el dinero necesario y el monumento se inauguró el 10 de diciembre de 1883. con el primer aniversario de su muerte. La consigna fue que todos pusieran lo mismo: un céntimo; para que así pobres y ricos pudieran participar del mismo modo.
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¿Qué significa ser beato en la Iglesia católica?
El término beato significa feliz (del latín beatus) o bienaventurado. La Iglesia nos enseña que los beatos ya gozan en el cielo de la presencia de Dios e interceden por nosotros peregrinos aún en este mundo. La beatificación es el último paso previo a la canonización, es decir a ser declarado santo.
Cuando el beato llega al “honor de los altares”, sus imágenes pueden ser veneradas en las Iglesias, se celebra su memoria litúrgica, es decir, que habrá un día en el año en que será su fiesta (en general el día de su muerte, llamado dies natalis) donde en la misa y otras celebraciones del día se lo recordará especialmente, como se hace con los santos.
¿Cómo un beato pasa a ser santo?
El beato es declarado santo cuando se verifica un segundo milagro ocurrido después del anuncio de su beatificación.
El milagro
El milagro reconocido por el papa Francisco, para la beatificación de Mons. Jacinto Vera, es la curación rápida, duradera y completa de una niña de catorce años ocurrida el 8 de octubre de 1936. La niña se llamaba María del Carmen Artagaveytia Usher, hija del Dr. Mario Artagaveytia, reconocido médico cirujano, y de Renée Usher. Después de una operación de apendicitis sufrió una infección que se fue agravando hasta llegar a una situación desesperada. Los mejores médicos de la época la atendieron, en una época en la que aún no existía la penicilina. La niña sufría fuertes dolores.
Un tío, Rafael Algorta Camusso, le llevó una estampa con una reliquia del siervo de Dios Jacinto Vera y le pidió a la niña que se la aplicase a la herida y que tanto ella como su familia rezaran con toda confianza por la intercesión del siervo de Dios. Esa misma noche cesaron los dolores, se acabó la fiebre y a la mañana siguiente la niña se sentía completamente bien. La curación fue rápida y completa, científicamente inexplicable, comprobada por su padre y por el médico que la atendía el Dr. García Lagos. María del Carmen Artagaveytia vivió hasta los 89 años, falleciendo en 2010.
En 2017 se retomó el estudio de este caso, que había sido presentado al poco tiempo de la curación. Se realizó un exhaustivo informe médico, que luego fue analizado por una junta médica en el Vaticano. Ante el tribunal formado para estudiar el presunto milagro, sus hijos declararon que conocían el hecho desde siempre, por el testimonio de su madre. Aportaron diversos elementos y recuerdos, entre otros, que su madre tuvo toda la vida en su mesita de luz la estampa con la reliquia de Mons. Jacinto Vera que había colocado en su herida.
¡¡Jacinto Vera es beato!! La alegría no nos entra en el corazón ❤️ revivimos algunas imágenes de una celebración memorable y en lugar histórico para todos los uruguayos 🇺🇾 #BeatificaciónDeJacintoVera pic.twitter.com/Fm6OKXcUhZ
— Iglesia Católica Montevideo (@ICM_uy) May 7, 2023
Asistimos la ceremonia de la beatificación de Jacinto Vera. pic.twitter.com/akDdbuzoy3
— Luis Lacalle Pou (@LuisLacallePou) May 6, 2023













