Lo que no hago por un dólar, no lo hago por un millón – Luis Buñuel
El Tribunal de Cuentas de la República Oriental del Uruguay, fue creado en la reforma constitucional de 1966 y el mismo depende del Parlamento, para controlar el gasto público lo que se instrumentó interviniendo el mismo y autorizando en caso de corresponder, esta intervención se subdivide en control de legalidad o de mérito siendo los dos formas de ajuste a ley, la primera el ajuste a la forma que se ajusta esta a la ley, y mérito haciendo énfasis en si el importe se ajusta a la ley sobre todo la forma de contratar el Estado a través del contralor de la intervención al gasto del Tribunal de Cuentas.
Para ilustrar esto no hay nada mejor que un ejemplo, y a vuestro humilde narrador no se le ocurre nada mejor que el Antel Arena pero he observado que los elogios o las observaciones o críticas que se efectúan se realizan sobre la inversión inicial y la diferencia entre lo presupuestado y lo ejecutado, pero esto debería ser, una observación de mérito, no de legalidad, sin embargo todas las observaciones son motivadas cuanto salió que es mucho que costo 100: esto es sin duda relativo al mérito, pero el Tribunal de Cuentas sólo puede observar el gasto con motivo de la legalidad del mismo no por el mérito, ya que el Tribunal de Cuentas no puede observar el gasto con motivo de algo diferente a la legalidad del mismo pese al que escribe estas líneas quien no comparte este criterio, sino que el mismo debería estar aumentado por todo lo que se define como merito lo que motivaría observaciones de todo tipo. Esto que es muy bonito volvería muy pesado el gasto, burocrático que le dicen, especulaciones mediante el Tribunal de Cuentas no debe o no puede hacer una observación que no sea de legalidad del mismo.
Para no dejar esto interrumpido, con una observación como el gasto se concreta es decir el organismo lo efectúa el mencionado reitera el mismo o sea el gasto en cuestión y lo efectúa de la misma manera.
