El alcalde del ayuntamiento de La Puebla del Río, en Andalucía, Manuel Bejarano, a través de un comunicado, ha transmitido su más sentido pésame a la familia de la mujer de 85 años fallecida este viernes a causa del virus de la Fiebre del Nilo, y al mismo tiempo enviar un fuerte abrazo a toda su familia. Se trata del segundo fallecimiento que nos deja esta situación en la localidad.
Durante toda la jornada de este viernes, el alcalde no ha cesado en continuas gestiones con la Junta de Andalucía para que la fumigación masiva anunciada hace un par de días por el presidente autonómico, Juanma Moreno, pueda comenzar cuanto antes en el municipio, y así poder combatir con más medios este brote que contagian a través de mosquitos.
Según ha indicado la Consejería de Salud y Familias en un comunicado, el número total de casos asociados entre probables y confirmados por virus de la Fiebre del Nilo es de 39. El número de muestras positivas es de 25 y el número de casos confirmados es de 6. El número total de pacientes ingresados es de 23 persdonas, de las cuales 7 permanecen en UCI. El número de fallecidos asciende a 2.
Por último, el ayuntamiento insiste en el seguimiento de las recomendaciones ofrecidas por Salud, tales como, el empleo de telas mosquiteras en ventanas y puertas, no permanecer al aire libre entre el atardecer y el amanecer, el uso de ropa que cubra lo máximo posible la piel y sacudirla antes de usarla si se ha tendido en el exterior, así como hacer un uso adecuado de los repelentes.
El viernes falleció una mujer de 85 años que estaba ingresada en Hospital Universitario Virgen del Rocío y el jueves murió un anciano de 77 años, vecino de La Puebla.
Fiebre del Nilo
Según la OMS, el virus del Nilo Occidental puede causar una enfermedad mortal del sistema nervioso. Se encuentra por lo común en África, Europa, el Oriente Medio, América del Norte y Asia occidental. Se mantiene en la naturaleza mediante un ciclo que incluye la transmisión entre aves y mosquitos. Puede infectar a los seres humanos, los caballos y otros mamíferos.
El virus del Nilo Occidental pertenece al género flavivirus y al complejo antigénico de la encefalitis japonesa, familia Flaviviridae.
Brotes epidémicos
El virus se aisló por vez primera en 1937 de una mujer del distrito del Nilo Occidental en Uganda. En 1953 se identificó en aves (cuervos y palomas) del delta del Nilo. Antes de 1997 no se consideraba patógeno para las aves, pero en esa fecha una cepa más virulenta causó la muerte de aves de diferentes especies que presentaban signos de encefalitis y parálisis. A lo largo de 50 años se han notificado casos de infección humana en muchos países del mundo.
En 1999, un virus del Nilo Occidental que circula en Túnez e Israel fue importado en Nueva York y produjo un brote epidémico amplio y espectacular que se propagó por todo el territorio continental de los Estados Unidos. La epidemia en ese país (1999-2010) puso de manifiesto que la importación y el establecimiento de microbios patógenos transmitidos por vectores en hábitat distintos del propio representan un grave peligro para el mundo.
Las epidemias de mayor magnitud se han producido en los Estados Unidos, Israel, Grecia, Rumania y Rusia. Los sitios donde se producen los brotes se encuentran a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias. Anteriormente, el virus del Nilo Occidental era prevalente en toda África, partes de Europa, el Oriente Medio, Asia occidental y Australia. Desde su introducción en 1999 en los Estados Unidos, se ha propagado y establecido desde el Canadá hasta Venezuela.
Transmisión
La infección del ser humano suele ser el resultado de las picaduras de mosquitos que se infectan cuando pican a aves infectadas, en cuya sangre circula el virus durante algunos días. El virus pasa a las glándulas salivales del mosquito, que cuando pica puede inyectar el virus a los seres humanos y los animales, en los que luego se multiplica y puede causar enfermedad.
El virus se transmite también por el contacto con otros animales infectados o con su sangre u otros tejidos.
Se han producido unos pocos casos de infección en seres humanos por trasplantes de órganos, transfusiones sanguíneas y la leche materna. Se ha notificado un caso de transmisión transplacentaria de la madre al hijo.
Hasta la fecha no se ha confirmado ningún caso de transmisión de persona a persona por el contacto social ordinario; tampoco se ha producido la transmisión del virus al personal sanitario cuando se toman las precauciones ordinarias de control de infecciones.
Se conocen casos de transmisión del virus a personal de laboratorio.
Cuadro clínico
La infección por el virus del Nilo Occidental es asintomática en aproximadamente un 80% de las personas infectadas; en las demás puede causar la fiebre del Nilo Occidental o una afección grave.
Aproximadamente un 20% de las personas infectadas por este agente patógeno presentan la fiebre del Nilo Occidental, que se caracteriza por fiebre, dolores de cabeza, cansancio, dolores corporales, náuseas, vómitos y, a veces, erupción cutánea (del tronco) y agrandamiento de ganglios linfáticos.
Los síntomas de afección grave (también llamada enfermedad neuroinvasora, como la encefalitis o meningitis del Nilo Occidental o poliomielitis del Nilo Occidental) son dolores de cabeza, fiebre elevada, rigidez de nuca, estupor, desorientación, coma, temblores, convulsiones, debilidad muscular y parálisis. Se calcula que aproximadamente 1 de cada 150 personas infectadas llegan a padecer una afección más grave. Esta puede presentarse en personas de cualquier edad, si bien los mayores de 50 años y las personas con inmunodeficiencia (por ejemplo, pacientes que han recibido trasplantes) tienen el mayor riesgo al respecto.
El periodo de incubación suele durar entre 3 y 14 días.
Diagnóstico
Esta infección puede diagnosticarse mediante distintas pruebas.
- la seroconversión de anticuerpos de IgG (o un aumento significativo de los títulos de anticuerpos) en dos muestras en serie extraídas con un intervalo de una semana, determinada mediante el enzimoinmunoanálisis (ELISA);
- la captación de anticuerpos de IgM mediante el enzimoinmunoanálisis (ELISA);
- las pruebas de neutralización;
- la detección del virus mediante la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR);
- el aislamiento del virus en cultivo celular.
Los anticuerpos de IgM pueden detectarse en casi todas las muestras de líquido cefalorraquídeo y de suero extraídas de los pacientes infectados en el momento en que presentan síntomas. Los anticuerpos de IgM del suero pueden persistir durante más de un año.
Tratamiento y vacuna
El tratamiento de los pacientes con afección neuroinvasora consiste en medidas de sostén, tales como hospitalización, administración de líquidos por vía intravenosa, apoyo respiratorio y prevención de infecciones secundarias. No hay vacuna para los seres humanos.













