Trump y los “agujeros de mierda”

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Foto de ACLU.

Por Luis Jaunsolo Portillo.-

Creo que todos los que hemos viajado a los Estados Unidos nos hemos encontrado con una pared de dudas y sospechas contra nuestra persona y documentos por parte de las autoridades desde el simple desembarco en el aeropuerto. Pisar la línea amarilla frente a las cabinas de migración traen consigo un violento grito de una persona, generalmente de color o de raíces latinas que de malos modos nos manifiesta que el pecado cometido no lo podemos repetir.

Aunque conozcan el idioma Castellano, hablan en inglés, disfrutando creo, cuando alguien no domina su idioma, más aún si son mujeres y o personas mayores vestidas pobremente.

Lo que más molesta en esas ocasiones, es sentir que luego de que dichos funcionarios nos han atendido, comentan entre ellos cualquier tipo de noticia o chiste en idioma español.

Podríamos escribir un libro del padecer de un Latinoamericano que no domina el idioma inglés, siendo parte del título que propone el presente artículo, pues los “agujeros de mierda” también los podemos encontrar en la patria del presidente de la nación más poderosa del mundo, comentario que no es aislado, enmarcándose en un posicionamiento claramente xenófobo de él y de millones de sus compatriotas.

Sus dichos al respecto de los migrantes, apoyan claramente el racismo existente contra los mismos en los Estados Unidos y que potencialmente llevan a la destrucción de familias y vida de muchas personas. Esta es la consecuencia más peligrosa de este tipo de lenguaje usado por una importante figura política.

“Yo no soy un racista manifestó Trump. Soy la persona menos racista que hayan entrevistado. Qué les puedo decir”, respondió Trump brevemente al ser cuestionado por periodistas a la entrada en una reunión social en Florida.

En un comunicado, la presidenta del Grupo Hispano del Congreso, la demócrata Michelle Luján Grisham, llamó al resto de legisladores, demócratas y republicanos, a rechazar con fuerza la declaración “vil” de Trump que “erosiona la fibra moral” que une al pueblo estadounidense.

En el mismo tono se posicionó el congresista demócrata Luis Gutiérrez:” Como estadounidense, me siento avergonzado por el presidente. Sus comentarios son decepcionantes e increíbles, pero no son una sorpresa. Siempre supimos que al presidente Trump no le gusta la gente de ciertos países o personas de ciertos colores”.

Luis Gutiérrez, es uno de los políticos hispanos más combativos en la defensa de los inmigrantes, habiendo surgido como uno de los candidatos para las elecciones presidenciales de 2020.

La Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), uno de los grupos más importantes de EE. UU. en la defensa de los derechos civiles, consideró que Trump ha sido «honesto» a lo largo del tiempo sobre «el nacionalismo blanco que está tras sus políticas migratorias» y llamó al Congreso a actuar

El New York Times hace unos días edito un listado de tips o consejos a tener en cuenta a efectos de evitar problemas con las autoridades y público en general cuando se pertenece a una raza diferente a la blanca en Norteamérica, atentos también los que viajan simplemente a conocer a Pluto o a saludar un pariente que también se hace el “gringo” y mientras te sirve una birra te habla en espanglish:

  1. “Pongo mi tarjeta American Express Platinum cerca de mi licencia de conducir para que los agentes de policía puedan ver que soy un ‘ciudadano’, alguien de clase media alta, sin decirlo expresamente” Christopher Scott, 58 años, Chicago.
  2. “Registré mi auto en el Departamento de Policía de Nueva York y tengo calcomanías pegadas por todas partes que dicen que formo parte de un ‘programa antirrobos’. En realidad, lo hago para ‘identificarme’ como una persona que tiene buenas relaciones con la policía y lograr que me respeten” Miriam Allen, 61 años, Nueva York.
  3. “No me pongo la capucha de la sudadera. No uso lentes oscuros adentro de los locales. No meto las manos en los bolsillos. No toco nada que no quiera comprar. A las personas que trabajan en las tiendas las veo a los ojos para que se percaten de que no les tengo miedo por mi apariencia”. Marc Williams, 32 años, Indianápolis.
  4. “Soy puertorriqueña y mi pelo es abundante, negro y grueso, así que intento no ir a tiendas donde sobresalgo, principalmente tiendas locales y pequeñas (lo cual es difícil porque estoy muy a favor de comprar productos locales). Cuando quiero entrar a una de esas tiendas, me pasan millones de preguntas por la cabeza: ¿me atenderán? ¿Serán groseros? ¿Me seguirán por la tienda? ¿Me preguntarán si estoy ‘perdida’?” Amy Reyes, 51 años, Cleveland.
  5. “Antes de entrar en cualquier tienda, cierro mi bolso de mano, no meto las manos en los bolsillos y, si suena mi teléfono, me aseguro de estar cerca de un empleado de la tienda antes de buscarlo en mi bolso para contestarlo”. Carole Simmons, 58 años, Savannah, Georgia.
  6. “Cada vez que voy a una tienda local que me gusta, me quitan mi mochila en la entrada. No tengo problemas. Quieren evitar que la gente robe. Mi esposa, que no es negra (yo sí), se sorprendió cuando supo que las tiendas hacen eso. Inspecciono la tienda y los clientes blancos suelen cargar mochilas, bolsos gigantes y bolsas con compras, llevan lo que quieren”. “Me hace hervir la sangre. Me avergüenza que, en vez de arriesgarme a expresar esa furia, simplemente evito comprar ahí cuando cargo una bolsa”. Nicolas King, 41 años, San Francisco.
  7. “Soy árabe. Mi esposo blanco se siente cómodo entrando a un local si necesita usar el baño, aunque no tenga ninguna intención de comprar algo. Yo no lo hago porque temo la reacción que eso pueda generar en los propietarios. Me he dado cuenta de que mi padre tampoco lo hace. Cuando entro en un lugar siempre me fijo en la composición racial. Creo que es muy normal que la gente que no es blanca haga eso”. Heba G., 30 años, Nueva York.
  8. “Soy un hombre negro de Filadelfia y resulta que me encantan las camisas polo de color blanco y con cuello en v, así como las gorras de béisbol. No importa que sea un graduado de la Universidad de Temple con una licenciatura en Economía y un empresario exitoso, la gente blanca me trata con desdén en los vecindarios ricos” “Esa situación cambia un poco si me visto con un estilo ejecutivo informal, pero sigo notando un dejo de frialdad, aunque gaste dinero en un negocio. Así que me aseguro de vestir como corresponde si quiero que las situaciones sean menos incómodas. ¡El racismo está vivo y prosperando!” Rashon Dominique Fuller, 40 años, Atlanta.
  9. “Si estoy en un lugar solitario y veo que una mujer blanca viene caminando en mi dirección y va a pasar a mi lado, intento darle espacio. No me acerco demasiado. O cruzo la calle como si nada pasara” Alula Tekla Y, 42 años, Lancaster, Pensilvania, y Los Ángeles.
  10. “Cuando viajo en avión a otro estado, en especial al Medio Oeste y algún estado del sur, siempre voy de traje o como mínimo me visto con un estilo ejecutivo informal. Si me visto con ropa informal, suelo atraer la atención de la seguridad del aeropuerto y de la policía, y no me puedo dar el lujo de perder el tiempo si me detienen, me interrogan o me arrestan” Rory Christian, 38 años, Nueva York.