
Una historia inconclusa que dejó como legado el expresidente Mujica, que durante su gobierno llevó a Uruguay a seis presos de Guantánamo, en un acuerdo con Barack Obama en canje por la venta de naranjas a los EEUU.
El refugiado sirio, por su cuenta, había arreglado irse de Uruguay asegurando sus allegados que ya tenía todo arreglado con un país que aceptaba recibirlo.
El pasado jueves, Jihad Diyab había partido con destino a Sudáfrica, con visa de turista pero al llegar a Johannesburgo, las autoridades de migración le impidieron la entrada al país, por lo cual debe regresar a Uruguay.
Según informa Subrayado, el viaje de Diyab se manejó con hermetismo, que ni siquiera sus más allegados se enteraron de su partida. Según La República, el dinero para el pasaje se lo recolectó un grupo de amigos desde el exterior.
El sirio no perderá su condición de refugiado -salvo que regrese a su país de origen- ni el derecho a cobrar el subsidio de $ 15.000 del Estado uruguayo, así como la atención sanitaria y el apartamento que le fue cedido en el Centro de Montevideo. En principio, el plazo del subsidio vencía en febrero de 2017, pero ya trascendió que se renovará por un año más.









