¿Cuántos atropellos más necesita cometer Maduro, para que los países de la OEA reaccionen?

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Por R.C. Gómez.- La necesidad de ayudar en forma urgente a Venezuela, es imperiosa, para detener la crisis propiciada por el régimen chavista. La falta de alimentos y medicinas y la violación sistemática de los derechos humanos, no conmueve a algunos países obsecuentes nucleados en la OEA.
A esas naciones no les importa que se violen las leyes por parte del gobierno, que no exista independencia del Poder Judicial, dominado escandalosamente por el régimen, que los presos políticos sigan arbitrariamente en las cárceles y que los antidemócratas, se mantengan al frente de las instituciones del Estado.
No les importa que el gobierno chavista no acate las leyes emanadas constitucionalmente de la Asamblea Nacional y que el tirano viole todos los días la Constitución de Venezuela.
Ya es hora de dejar de lado las frases altisonantes que piden el diálogo entre las partes, porque Maduro y sus secuaces, no cumplirán nada de lo que se pueda llegar a acordar. Lo grave es que estos países lo saben y no actúan en favor del sufrido pueblo venezolano que se muere por la falta de medicamentos y comida.
De los bloques regionales como el Mercosur, la Unasur o la Celac, nada se puede esperar porque sencillamente no existen.
El Mercosur es tan solo una asociación regional estancada, que no logra avanzar y que es una muestra evidente de inutilidad.
La Unasur, a cuyo frente está el expresidente colombiano Ernesto Samper, un personaje totalmente alineado con los gobiernos populistas de la región a los que jamás les exigirá nada que pueda favorecer a los ciudadanos.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), estuvo presidida un año por Raúl Castro, convengamos que es la farsa total si recordamos que la Cláusula Democrática de la Celac, suscripta el 3 de diciembre de 2011 en Caracas, se acuerda reafirmar el respeto al Estado de Derecho, la defensa de la democracia, los derechos humanos, las libertades fundamentales y a las autoridades legítimamente constituidas como expresión de la voluntad soberana de los pueblos. De nada vale decir que la Celac con su cláusula democrática termine siendo presidido por una dictadura. Es como si al zorro se le enviara a cuidar a las gallinas.
Entonces allí están en la OEA, países obsecuentes con un régimen como el de Maduro, al que le permiten cualquier atropello. Allí, entre esas naciones con gobiernos que no quieren la aplicación de la Carta Democrática, aparecen, entre otras, Argentina, Bolivia, Dominica, Ecuador, Nicaragua.
El artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana, aprobado en 2001, faculta a la OEA a convocar a una sesión del Consejo Permanente para realizar las gestiones diplomáticas pertinentes en caso de “alteración del orden constitucional” en cualquiera de los 34 Estados parte del organismo.
¿Cuántos atropellos más necesita cometer Maduro, para que estos países reaccionen?