
La jueza Susana Barreiros dictó sentencia sobre el alborotador Leopoldo López; después de haber estado un buen tiempo preso, por fin la Justicia se hizo presente y se dio a conocer. Determinó para el ex alcalde del Municipio de Chacao, y líder político de VOLUNTAD POPULAR, y opositor al régimen chatarra de Nicolás Maduro, trece años y nueve meses de prisión; no vaya a ser que el hombre todavía sea electo Presidente de la Nación y oficialice los desmanes, cosa estas de las que el Chofer de buses no sabe nada, al menos nunca le tomaron una fotografía disparando a sus conciudadanos en plena ciudad.
Creo desde este lugar de América en que me ha tocado en suerte nacer, que en el mundo están pasando cosas que necesariamente deben llamarnos a preocupación, ya que muchas veces unos pocos años de bonanza económica, de popularidad, de aparente calma, nos hacen ver la vida color de rosas, anestesiándonos y haciéndonos creer que siempre fue así o que siempre lo será y el mundo todo, el ser humano, tiende a repetir errores, a volver sobre los pasos que un día lo hicieron caer por el precipicio o retomar caminos de desgracia y desastre.
Desde nuestra pequeña parcela de tierra junto al Río de la Plata miramos perplejos de qué manera algunos gobiernos se han dedicado a dar por tierra con algunos logros, o de qué forma tiran de la piola para ver cuánto resiste o de qué manera torean al pueblo para que algún día cansados, hartos, fastidiados de tanta basura poderosa, arremeta y se gane en buena ley, el título de alborotador, de sedicioso, de alzado.
Maduro allá en el Norte, lo escribimos hace algunos días, dándole a la insurgencia y a los eventuales atentados en su contra que nunca existieron; pregonando su basura ideológica y sumiendo a su gente en el caos, en la miseria y hasta en cierto grado de desesperanza y lo que es más malévolo, dividiéndolos, tornándolos enemigos entre sí, padre contra hijo, tío contra abuelos, hermanos contra hermanos, porque eso es lo que saben hacer y hacen mejor los alienados intelectuales como el impresentable.
Ahora es el estado de emergencia en la frontera con Colombia y el tiránico acto de correr por la fuerza de las armas y la seudo legalidad, a todos esos habitantes desposeídos, muy pobres y sin amparo a los que obliga a cargar sus miserias para cruzar el río que separa ambas naciones.
La prisión de Leopoldo López es una perla más para el pesado collar que el miserable deberá cargar sobre su pescuezo.
Seguramente la historia habrá de sentar un día a Nicolás, en el banquillo de los acusados, así como diluirá las esposas que mantienen preso al líder de Voluntad Popular.
Nadie es totalmente bueno ni totalmente malo, pero en este caso especialmente, el chofer debería tomar en cuenta, antes que sea demasiado tarde, que así como un pajarillo le habló al oído, en cualquier momento don Simón Bolivar se alzará de la tumba y lo partirá en dos de un sablazo por hacer tantos esfuerzos para corromperlo todo, para avasallarlo todo, para infectarlo todo.
Chávez bien o mal conformó una idea de país y por ello fue amado y odiado, y al morir se la legó a al inmaduro de Maduro, y le dijo, – Toma tú chico, la República Bolivariana de Venezuela, para que la manejes. El resultado está a la vista de todos quienes quieran ver. ¡Maduro chocó el país!…Lo peor aún está por venir.
Pero como todo en este planeta, no hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista, seguramente veremos surgir a esta hermosísima Nación con el fulgor que se merece y ni el encierro persistente y cruel de aquellos que se presentan como eventuales oponentes, ni el amedrentamiento ni la tortura, ni las separaciones ni el encarcelamiento o la violencia podrán impedir que lo natural, naturalmente pase…. !Viva Venezuela!
Nota:
A Leopoldo López lo condenan por presuntamente incitar a la violencia, pero el 11 de abril de 2002, grupos del gobierno chavista disparaban contra una marcha opositora pacífica y entre los atacantes, varios testigos coinciden en afirmar que el hombre alto de camisa blanca y pantalón oscuro que aparece en las imágenes, es el entonces casi desconocido diputado Nicolás Maduro, quien con un arma automática dispara sobre los manifestantes desde el puente Llaguno de Caracas.












