¿Maduro está mentalmente capacitado para dirigir un país?

Nada de lo que hace o dice demuestra coherencia con la realidad de lo que ocurre en Venezuela. Nicolás Maduro actúa a impulsos dignos de un dictador, atropella los derechos humanos, coarta la libertad de expresión, mientras el servil y obsecuente Poder Judicial, se deja avasallar y acata las órdenes de un presidente que hace largo tiempo perdió el rumbo democrático.
Rodeado de incapaces y oportunistas, Maduro tiene una idea enfermiza que le lleva a creer que a su alrededor se conspira para eliminarlo. Ya lleva 17 denuncias de presuntos intentos de magnicidio, de los que dice tener pruebas concretas, aunque nunca las muestra.
Quien se atreva a criticar cualquiera de sus controvertidas decisiones, lo transforma de inmediato en su enemigo y sale a insultarlo en los medios de comunicación. Típica actitud de quien no controla sus emociones y necesita agredir para sentirse fuerte.
En sus intervenciones públicas, Maduro acusa a alguien con frases duras, mientras imita el tono de voz de Chávez y pasa sin transición de la ira desenfrenada a la euforia y a la risa; hechos que demuestran su inestabilidad emocional.
Ahora es con el gobierno de Chile con quien tiene conflictos, porque cree que hubo injerencia de Bachelet al opinar sobre la ilegal condena a Leopoldo López.
La cancillería de Chile le ha respondido con altura y buen tino y en una parte de su comunicado señala:
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile ha tomado conocimiento de un Comunicado del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, el día de hoy, que rechaza aquel emitido por esta Secretaría de Estado el sábado 12 en relación con la situación que afecta al político Leopoldo López y a otros dirigentes estudiantiles venezolanos.
Chile, soberanamente, reafirma que bajo ningún concepto puede considerarse como una intervención en los asuntos internos una expresión respetuosa sobre los derechos humanos y garantías fundamentales en otro país. Universalmente se reconoce y valora como una conquista de la humanidad la protección de las libertades básicas como un deber de todos y cada uno de los miembros de la Comunidad Internacional.
Chile, desde que su pueblo derrotara a la dictadura, ha recibido pronunciamientos tanto de gobiernos extranjeros como de órganos de tratados sobre la situación de los derechos humanos en nuestro país y jamás los ha considerado una injerencia en asuntos internos.
Más allá de sus conversaciones con el pajarraco, que según Maduro le trasmite mensajes de su jefe político, nadie en su sano juicio dejaría en manos de un incapaz un gobierno. Chávez lo hizo y miren como ha dejado en ruinas a Venezuela.
R.V.