
La reunión de la Presidenta con el Pontífice está programada para las 17 horas del domingo (12 hora argentina) en el salón Pablo VI del Vaticano. Este será el quinto encuentro que ambos sostendrán desde que el cardenal Jorge Bergoglio fuera elegido Papa.
En su primer encuentro se produjo la nota insólita donde la mandataria argentina le llevó de regalo al Sumo Pontífice, un termo y un mate y trataba de explicarle al Papa como se tomaba la tradicional infusión que se bebe primordialmente en Argentina, Uruguay y Paraguay, como si el Santo Padre, que es argentino, no la conociera. Santa paciencia demostró Bergoglio en esa oportunidad.
Ahora también y para colmo, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, irá por segunda vez a visitar al Papa, seguramente para intentar expiar sus culpas por la forma tiránica con la que acosa al pueblo venezolano.
Pero hay más noticias; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, estuvo este viernes en una audiencia con el Papa Francisco. Todos los presidentes izquierdistas de América Latina quieren la foto con el Santo Padre como si con eso lograran expiar sus culpas.
Según cuentan de Roma, Bachelet no se fue muy contenta de la reunión porque cree que el Papa tiene intención de hablar -cuando visite Chile en julio- a favor de una salida al mar para Bolivia. Como se ve al pontífice, no solo le llevan problemas terrenales, sino también marítimos.
Días atrás recibió al ateo exmandatario de Uruguay, José Mujica, que anda de paseo por Europa y pidió reunirse con Bergoglio por segunda vez. Mujica no fue a la asunción del argentino porque dijo que no promulgaba la fe católica, pero ya van dos veces que lo visita.
No caben dudas que el Santo Padre, tiene ganado un lugar en el cielo.
Paco Tilla












