El asesino comenzó a disparar dejando un saldo de 50 personas muertas y más de 50 heridos. El atacante fue identificado como Omar Saddiqui Mateen, ciudadano norteamericano de 29 años nacido en New York.
La escasa información ha permitido conocer que Omar Saddiqui Mateen llamó al 911 antes de la masacre en el club gay de Orlando Pulse y habría mencionado al grupo terrorista del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). El atacante murió en el lugar en un enfrentamiento con la policía.
La familia del asesino informó que éste era una persona homofóbica y que le molestaban los gays y las lesbianas.
El asesino a pesar de haber sido investigado por el FBI, en tres ocasiones entre 2013 y 2014, por presuntos vínculos terroristas, fue dejado en libertad porque presuntamente esos indicios eran insuficientes.
Igualmente contaba con permisos para portar armas y la licencia vence en setiembre de 2017, según las autoridades. La ATF informó que el hombre armado, había adquirido legalmente las armas de fuego dentro de la última semana en Florida.
En un mensaje a la nación, el presidente Obama dijo: “Este es un día especialmente doloroso para todos nuestros amigos – nuestros colegas estadounidenses – que son lesbianas, gays, bisexuales o transgénero. El tirador se ha dirigido a un club nocturno donde las personas se reunieron para estar con los amigos, bailar y cantar, y para vivir. El lugar donde fueron atacados es más que un club nocturno -. Es un lugar de la solidaridad y la autonomía donde las personas se han unido para crear conciencia, para decir lo que piensan, y abogar por sus derechos civiles Así que esto es un recordatorio aleccionador de que son ataques a cualquier estadounidense – sin importar la raza, el origen étnico, la religión o la orientación sexual – es un ataque contra todos nosotros y a los valores fundamentales de la igualdad y la dignidad que nos definen como país. Y ningún acto de odio o terror va a cambiar lo que somos o los valores que nos hacen ser estadounidenses”.
El mandatario agregó: “Hoy se efectuó el tiroteo más letal en la historia estadounidense. El tirador fue aparentemente armado con una pistola y un poderoso rifle de asalto. Por lo tanto, esta matanza es un recordatorio de lo fácil que es para alguien tener en sus manos un arma que les permite disparar a la gente en una escuela, o en una casa de culto, o una sala de cine, o en un club nocturno. Y tenemos que decidir si ese es el tipo de país que queremos ser”.