
La campaña también quiere llamar la atención sobre otros delitos relacionados con la trata de personas, como el trabajo esclavo, la explotación sexual y el tráfico de órganos.
Miguel Mesquita, superintendente de Promoción de los Derechos Humanos de la ciudad de Río de Janeiro, asistió a la inauguración y afirmó que representantes de diversos órganos estarán atentos a violaciones de derechos humanos durante los juegos. El gobierno federal también planea desarrollar acciones publicitarias en el aeropuerto internacional Antonio Carlos Jobim. A finales de julio, por su vez, el gobierno departamental deberá promover la semana nacional contra el tráfico de personas, en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC).
Mezquita sostiene que es necesario advertir a la población sobre la trata de personas, pues como es un delito muy oculto, las personas no saben que existe y tampoco como sucede. “Es todo un misterio. Los implicados están muy articulados y cuentan con la participación de individuos de clases más altas”, dijo. Además, recomienda a las personas presentar denuncias y buscar orientaciones ante las autoridades si reciben ofertas de trabajo demasiado buenas, invitaciones a viajes y propuestas de matrimonio en el exterior.
La peruana Sara, sometida a condiciones de trabajo esclavo, llegó a Río de Janeiro con la promesa de que trabajaría en un restaurante del turístico barrio de Copacabana. Acabó encerrada en una cocina, y cuando logró escaparse, fue acogida por la Pastoral del Inmigrante, de la Iglesia Católica. “Estuve presa durante un mes. Pensé que mi vida había acabado”, dijo.
Agencia Brasil









