Héctor Barrios Flamand: una reflexión sobre la era de las emociones

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El escritor argentino Héctor Barrios Flamand
El escritor argentino Héctor Barrios Flamand

En un mundo interconectado propio de una economía globalizada, trasnacional, multicultural que traspasa más allá de las fronteras, culturas e intereses de los Estados, el desarrollo de las emociones y su aplicación en diversos ámbitos del quehacer del individuo representa uno de los pilares a perfeccionar por los seres humanos.
Ante esto el argentino Héctor Barrios Flamand, empresario, escritor, Máster en Coaching Ejecutivo y Empresarial y formador de cursos de neurocreatividad e innovación nos cuenta de forma exclusiva para ICNDiario las directrices de su obra “De la Democracia a la Amorcracia” (Edit. Didot 2015) donde insta al debate profundo sobre la interconexión entre emociones, economía y realidad sustentado en los avances de la neurociencia y de la neuropsicología para trascender en la creación de un esquema social diseñado con inteligencia, como cocreadores de la realidad, instancia en que el desarrollo de las emociones juega un rol de primer orden.
Los seres humanos somos emocionales por naturaleza y las emociones básicas -y su expresión- son innatas y producto de la evolución. Barrios Flamand nos explica que sin emoción no se puede sobrevivir, ya que forman parte de cualquier iniciativa o proyecto al estar implicadas en la atención, la memoria y en el pensamiento lógico por lo que constituye un elemento fundamental para establecer relaciones interpersonales armónicas y eficaces.
En esta línea y sustentado en estos parámetros el autor describe la AMORCRACIA como la expresión de esta nueva era, la era de la emoción, asumiendo la gestión gubernamental, para alcanzar un estar bien social que propicia una economía más eficaz y equitativa, ya que este nuevo estado social se asienta, indudablemente, en un nuevo estado de conciencia individual y colectiva.
Periodista :¿Cuál es la esencia del libro?
Héctor Barrios: La esencia del libro es la reflexión sobre un proceso de cambio. El título del libro ya habla de un proceso: De la democracia a la AMORCRACIA; el subtítulo lo define como un cambio paradigmático: La Era de las Emociones.
Un proceso de cambio que invita a hacernos preguntas.
Siendo la democracia un sistema con altísimos valores:
¿Qué es aquello que le hace dar esa sensación de limitada e imperfecta?
¿Por qué ha despertado tanta frustración, desilusión y desánimo?
¿Será, quizás, que en sus leyes sobran demasiados argumentos racionales y faltan más sentimientos compasivos? ¿Más corazón en el sistema?
Tal vez, por tantas injusticias y necesidades, la calle ha enarbolado la palabra AMORCRACIA, que simboliza el anhelo de muchos: Poner en las instituciones la emoción del amor, que vivifique desde las bases un nuevo tipo de convivencia, donde la ecuanimidad y la compasión sean principios y valores incuestionables.
Esta nueva organización social se asienta, indudablemente, en un nuevo estado de conciencia individual y colectiva.
Un nuevo estado que busca activamente nuevos talantes para darle a la sociedad lo mejor que cada uno de nosotros lleva dentro; en lugar de esperar que lo principal ocurra sin nuestra participación comprometida.
El libro es una reflexión sobre la característica de nuestra cultura que ha exaltado la razón, como aspecto intrínseco de lo humano y opuesto, por tradición, a la emoción.
En él se exponen las últimas investigaciones de la Neurociencia que contradicen esta interpretación y aceptan que todo sistema racional tiene intrínsecamente un fundamento emocional.
Habla de cómo las emociones entran de lleno en el campo social; en las instituciones, en las leyes, en las relaciones interpersonales o empresariales para mejorar su funcionamiento y alcanzar mayor eficacia.
La AMORCRACIA, como nuevo sistema, es el Campo Resonante que permite el desarrollo de la sociedad en su conjunto como un equipo de alto desempeño. El país es la Gran Empresa de todos, que debe aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia
2.P:¿Cómo nace la idea de la obra? Democracia
H.B Observando la insatisfacción y la decepción de amplios sectores sociales sobre el funcionamiento de la democracia y el reclamo de nuevas formas institucionales más sensibles que tengan en cuenta los sentimientos de los ciudadanos.
Escuchando la demanda de disolver con urgencia la distancia entre la ley y la justicia; de lo que se considera legal y de lo que es realmente justo. Las leyes no deben legitimar lo que es dañino.
Estas contradicciones debilitaron la democracia. No corresponde e legislar leyes para dejar sin derechos a refugiados e inmigrantes, criminalizándolos y llevándolos a la cárcel, creyendo eliminar así el dolor y la tragedia.
Avizorando soluciones con fundamento ético para alcanzar la mejor forma de convivir con el más alto estilo de vida.
3. P: ¿Héctor; qué buscas transmitir al público con esta obra?
H.B: Varios amigos me han preguntado: ¿Qué pretendes con este libro?
Y mi respuesta es simple, aunque parezca presuntuosa. He aceptado el desafío personal de intentar, en este libro, disolver la segmentación entre el ámbito científico y el de la calle. De permitir que la reflexión no sea solo del mundo académico.
Accedo a un lenguaje y a una temática social que permite al gran público ver la relevancia de la emoción y su participación (consciente e inconsciente) en la realidad cotidiana.
Me dirijo a hombres y mujeres de la calle que, como yo, aún sueñan con un mundo mejor; que se sienten comprometidos e implicados en la búsqueda del “Bien Estar” social.
En especial a los jóvenes, quienes con mayor dureza, han recibido los golpes de la actual crisis. Una crisis económica, pero fundamentalmente de valores y de principios, generando en ellos una sensibilidad mayor para reflexionar y buscar salida.
Me dirijo a todos aquellos que tienen la osadía y la voluntad de aprendizaje y emprendimiento. A los que tienen capacidad de hacer preguntas y encontrar respuestas.
A los nuevos políticos amorcráticos dispuestos a asumir, por encima de todo, ser servidores atentos, sensibles y eficaces; y a todos aquellos, ciudadanas y ciudadanos, que aceptan ser corresponsables de la naciente AMORCRACIA.
4. P: ¿Qué es el Cerebro Social?
H.B: El Cerebro Social es la suma de pensamientos y sentimientos que emergen de nuestras relaciones.
El descubrimiento más importante de la neurociencia es que nuestro cerebro está programado para conectar con los demás, ya que el sistema neuronal es un diseño que establece conexiones intercerebrales con las personas y por ello nos tornamos sociables.
El Cerebro Social es ese conjunto de mecanismos neuronales que nos permiten organizar y dirigir nuestras interacciones.
La inteligencia social, validada por la neurociencia, nos habla de los comportamientos compasivos instintivos enraizados en la propia naturaleza de especies tan diferentes como conejillos de india, macacos y seres humanos. Al observar el comportamiento de individuos de estas tres especies, enfrentados al sufrimiento de sus congéneres, se comprobó que la gran mayoría respondían de manera solidaria y compasiva buscando y encontrando soluciones para sus sufrimientos.
Cuando las respuestas funcionan, la propia naturaleza de nuestro Cerebro Social las automatiza y las utiliza una y otra vez.
Es evidente y está totalmente demostrado que los seres humanos tenemos esta estructura neuronal que responde de manera instintiva a paliar el dolor de nuestros semejantes. Siempre y cuando no existan trastornos funcionales.
5.P: ¿En qué consisten tus proyectos de Centros Amorcráticos?
H.B: Son centros de formación que desarrollan aptitudes personales y sociales basadas en el nuevo paradigma: La Era de las Emociones.
Estos Centros Amorcráticos han de ser promovidos y patrocinados por los ayuntamientos e instituciones privadas, interesados en apoyar la formación de equipos ciudadanos de alto desempeño.
Consisten en implementar Campos Resonantes que permitan el desarrollo de las Competencias Conversacionales, Creativas, Emocionales, Sistémicas, Educacionales y Económicas.
Hector Barrios Flamand
Escritor
Empresario
Máster en Coaching Ejecutivo y Empresarial
Periodista: Andrés Fredericksen