La estructura del templo de Baalshamin data del periodo romano. Fue erigido en el Siglo I después de Cristo y ampliado por el emperador romano Adriano. El templo es uno de los edificios más importantes y mejor conservados de Palmira. Forma parte del sitio arqueológico de Palmira, uno de los más importantes centros culturales del mundo antiguo famoso por sus ruinas greco-romanas monumentales. Desde mayo de 2015 se había convertido en un objetivo recurrente del Dáesh.
La destrucción de templos se encuentra en la lista de acciones terroristas como forma de seguir sembrando el miedo e imponiendo el islam en la población siria. Concomitante, el grupo terrorista ha iniciado excavaciones para intentar encontrar oro y otros tesoros en la ciudad. Hace una semana el Estado Islámico decapitó a Jaled Asaad, el arqueólogo jefe de Palmira tras tenerlo un mes detenido y someterlo a interrogatorios. Asaad llevaba más de 50 años trabajando en estas ruinas y se negó a revelar a los terroristas el emplazamiento de algunas piezas valiosas. Ante la amenaza del Estado Islámico, las autoridades sirias habían trasladado ya cientos de estatuas a un lugar seguro por temor a que fueran destruidas por los yihadistas, que rechazan cualquier representación de la figura humana.
La Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, condenó firmemente la destrucción del templo antiguo de Baalshamin, lugar inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
“La destrucción sistemática de los símbolos culturales que encarnan la diversidad cultural siria revela la verdadera intención de tales ataques: privar al pueblo sirio de su saber, de su identidad y de su historia (…) El arte y la arquitectura de Palmira, situada en la encrucijada de varias civilizaciones, es un símbolo de la complejidad y de la riqueza de la historia y la identidad sirias. Los extremistas quieren destruir esta diversidad y riqueza. Pido a la comunidad internacional que permanezca unida frente a esta persistente limpieza cultural. El Dáesh asesina a personas y destruye sitios pero no puede silenciar la historia y fracasará en su intento de borrar esta gran cultura de la memoria del mundo. A pesar de obstáculos y del fanatismo, la creatividad humana prevalecerá, los edificios y sitios serán rehabilitados y algunos reconstruidos” expresó Bokova.
En junio el Estado Islámico voló dos antiguas mezquitas de la ciudad de Palmira por, según dijeron, acoger prácticas paganas y sacrílegas dentro de sus muros.
“Semejantes actos son crímenes de guerra y sus autores responderán por sus acciones. La UNESCO está del lado del pueblo sirio en sus esfuerzos por salvaguardar su patrimonio, un patrimonio para toda la Humanidad”, concluyó la Directora General.