
Entre los más recordados, está el partido jugado también como el de ayer por la Copa Libertadores, pero esa vez entre Boca Juniors de Argentina y Sporting Cristal de Perú el 17 de marzo de 1971, que finalizó con 20 expulsados, solo se salvaron los dos porteros. El juez de ese partido fue el uruguayo Alejandro Otero.
La incidencia se narra en el libro ‘Llamen al comisario Otero’ (Memorias de un policía) de editorial Planeta, escrito por Raúl Vallarino y que cuenta la historia del jefe máximo de los servicios de inteligencia de Uruguay, quien insólitamente se desempeñaba como árbitro internacional de fútbol. Alejandro Otero era un personaje único que a la vez que fue el hombre que derrotó a la guerrilla tupamara- integrada entre otros en los años 60 por José Mujica, Eleuterio Fernández Huidobro y otros politicos que hoy están en el Frente Amplio- se dedicaba a actuar como juez del más popular de los deportes.
Capítulo del libro: ‘Llamen al comisario Otero’
En marzo de 1971, Alejandro Otero fue designado para arbitrar el cotejo entre Boca Juniors de Argentina y Sporting Cristal de Perú, que se iba a jugar en el estadio La Bombonera de Buenos Aires.
El partido se jugó el 17 de ese mes. Todo parecía normal, más allá de algún “roce” entre los jugadores de ambos equipos. La crónicas deportivas de la época dan cuenta que faltando cuatro minutos y con el partido igualado, Roberto Rogel, se dejó caer dentro del área con la intención de que el árbitro uruguayo sancionara un penal, pero Alejandro Otero no entró en la trampa del argentino. Como consecuencia se armó una batalla campal entre la mayoría de los jugadores que dejó un saldo de veinte expulsados que luego fueron detenidos por unas horas en la comisaria 24. Tres jugadores debieron ser hospitalizados.
Rubén José Suñé, jugador de Boca, agredió a Alberto Gallardo de Sporting Cristal. El peruano le lanzó un puntapié volador que produjo una herida en la cara del rival. La pelea se generalizó y parecía incontrolable. La policía argentina se vio desbordada por los incidentes. La televisión trasmitía las imágenes que se vieron también en Perú. La madre del jugador peruano Orlando de la Torre, falleció en su casa de Lima, como consecuencia de un ataque cardíaco al ver a los jugadores de Boca Juniors, pegándole a su hijo.
El recuerdo del policía y árbitro sobre este encuentro deportivo, se asemeja a una típica comedia de enredos, pero dentro de un drama.
“Dentro de la cancha todo fue un descontrol. Se produjo una pelea casi generalizada; miré para los costados y vi que mis líneas se iban corriendo al vestuario dejándome solo. Empecé a ver a los que estaban metidos en la batalla campal y era imposible ir a decirles que los expulsaba.
Rodeado de policías y de dirigentes de la Confederación, suspendí el partido y me fui al vestuario de los jueces.
“Agradecí” a mis compañeros de la terna arbitral, un brasileño y un ecuatoriano, el haberme dejado solo en la cancha y me dispuse a bañarme, para luego preparar el informe sobre los hechos.
En eso se abre violentamente la puerta del vestuario y entran varios policías argentinos uniformados.
Un comisario argentino preguntó a los gritos: ¿Quién es el árbitro?
-Yo soy el árbitro-respondí.
-Usted es el culpable de todo este lío. Si cobraba el penal a favor de Boca, nada de esto hubiera ocurrido-dijo furioso.
-Pero el jugador se cayó dentro del área sin que nadie lo tocara-señalé.
-Cállese la boca-me ordenó-usted va preso e incomunicado. A ver oficial-le dijo a un subalterno- detenga a este sujeto y me lo traslada inmediatamente a la comisaria. Dicho esto salió gritando del vestuario, dejando al oficial y a dos agentes para que me llevaran detenido.
-Vamos, vamos, muévase y acompáñenos-dijo el oficial argentino.
-Permítame quitarme la ropa de árbitro y bañarme-le pedí.
-De ninguna manera… ¿No escuchó al comisario? Debo llevarlo así como está vestido y en forma urgente.
Allí busque mi carné policial y me identifiqué. Cuando supo quien era permitió que me duchara y me cambiara de ropa.
En la comisaria quedamos todos detenidos, los jugadores y yo. Un dirigente de Sporting Cristal, mandó enormes cajas con pizzas para los jugadores de ambos equipos. Terminó siendo una reunión de confraternidad, la misma que faltó en la cancha, apareció en la comisaria.
-Así que sos comisario en Uruguay… bueno, acá en Argentina sos un preso más- me dijo un agente que pasó a mi lado.
Luego de varias horas de detención nos dejaron en libertad, cuenta el árbitro policia.












