El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, quiere terminar con el racismo en el fútbol y en lo referente a este tema son loables sus intenciones, se debe castigar a quienes desprecian a una persona por el color de su piel, pero también se debe frenar el abuso de quienes como la Asociación Inglesa de Fútbol (The Football Association), no dan garantías de imparcialidad a la hora de juzgar.
En el periódico inglés The Sun, Cameron señaló: “Hubo un tiempo cuando el fútbol en nuestro país estaba infectado con el racismo”, para luego, entre otros conceptos agregar: “Esto es absolutamente claro: no dejaremos que los acontecimientos recientes nos arrastren a los malos viejos tiempos del pasado”.
Según The Sun, toda esta situación se genera por los recientes incidentes protagonizados por John Terry del Chelsea quien fue despojado de la capitanía de Inglaterra por presunto abuso racial ante Anton Ferdinand del QPR y por Luis Suárez quien habría insultado al francés Patrice Evra.
Pero lo que no dice Cameron, es que la Asociación Inglesa de Fútbol, no ofrece las garantías necesarias que se deben observar a la hora de impartir justicia y ya lo demostró en el momento de juzgar en el caso Suárez-Evra, que tomó como válidas las declaraciones del jugador francés y desestimó las declaraciones del uruguayo, con una grave falta de imparcialidad al emitir su resolución de sancionar a Suárez.
Primero se debe crear un sistema que brinde seguridad e imparcialidad al momento de investigar y dictar sentencia y no como hasta ahora que cualquiera denuncia sin pruebas y obtiene el respaldo de quienes deben ser, antes que nada, imparciales.
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