
Filizzola no ocultó su molestia por las declaraciones de Favero, que fueron reproducidas por el periódico brasileño Folha, y pidió que la Fiscalía actúe en el caso, así como lo hizo ante las declaraciones de Victoriano López (de que las mujeres de Ñacunday supuestamente se prostituían para pagarle el pasaje a la capital del país).
Los periódicos de Paraguay reprodujeron las expresiones del agroproductor, quien habría dicho que “odia la pobreza” y que a los campesinos habría que tratarlos “como mujer de malandros”, es decir, “a palos”. Además, elogió supuestamente la época dictatorial por “la seguridad” que ofrecía.
El brasileño es considerado uno de los mayores productores de soja del país, y sus tierras en Ñacunday (384 km al este de Asunción) son reclamadas por un grupo de campesinos autodenominados carperos, por considerarlas de propiedad del Estado.
En relación a su presencia en Palacio de López, el ministro dijo que dio informes al presidente de la República, Fernando Lugo, acerca de la comisión especial para canalizar la problemática en Ñacunday.
Reiteró que el mandatario estuvo en ausente en la reunión de la noche del pasado lunes, pues había delegado el encuentro entre autoridades de gobierno y dirigentes carperos.
En cuanto a rumores de que el dirigente campesino Rosalino Casco, con orden de captura judicial, participo de la reunión en Mburuvicha Roga, el ministro Filizzola dijo no haberlo visto, pues en la reunión participaron cerca de 40 personas, explicó.
Sin embargo, realizará una investigación para descartar o confirmar si el prófugo de la justicia estuvo o no en la reunión en Mburuvicha Roga o en cercanías a la casa presidencial.









