En ese marco, Morales recapituló el valor que tuvo la nacionalización de los hidrocarburos y recursos estratégicos (minerales, energía eléctrica, agua, por citar) para situar a Bolivia como un país ejemplo de desarrollo desde 2006, por lo que expresó que como Gobierno democrático apuntará para los siguientes años a seguir aumentando inversión en el área.
“El próximo año cumplo nueve años como Presidente. Si no hubiese estabilidad política de qué crecimiento económico podíamos estar hablando”, enfatizó Morales tras recordar que antes de llegar al Gobierno habían cinco presidentes de 2000 a 2005. “Llegamos a nueve años y solo se puede con el acompañamiento del pueblo boliviano”, citó.
Este apoyo de la sociedad boliviana respondió a un factor que distinguió al Gobierno de Morales, en contraste a sus predecesores: la nacionalización de los recursos naturales dejando de lado los intereses de trasnacionales quienes, en su mayor parte, digitados por el imperio estadounidense, atentaban contra la libertad económica de Bolivia, sumiéndola en el retraso y la postergación, propias de la privatización.
Nacionalización, el cambio cualitativo
“A todas las delegaciones (del G77), (les digo que) la nacionalización de hidrocarburos ha sido tema central para cambiar la situación económica, ahora Bolivia no es un Estado mendigo porque la nacionalización es liberación económica y financiera”, destacó.
Así reivindicó a la nacionalización de los hidrocarburos frente a más de cuarenta representantes de países de América Latina, África y Asia integrantes del G77, el bloque más grande de países pertenecientes a la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“Ahora tenemos dignidad gracias a la lucha y la conciencia del pueblo boliviano (…). Demostramos que el Estado sabe administrar sus recursos hidrocarburíferos”, precisó el Presidente.
Dando continuidad a la liberación política y la liberación económica mediante la recuperación de los recursos naturales, se sucedió la redistribución de los recursos económicos a través de bonos, programas y obras orientadas al desarrollo de cada rincón del país.
Esto se complementará con la liberación tecnológica y científica con el fin de dar el salto de la economía industrial a la economía del conocimiento donde Bolivia esté capacitada para exportar sus saberes y ciencia propia al mundo.