Inexplicable es lo que viene ocurriendo en el llamado caso Bárcenas respecto a las filtraciones de lo que declara el principal imputado ante el juez que lleva la causa.
Casi en tiempo real los medios de comunicación dan a conocer las declaraciones del extesorero del PP, Luis Bárcenas, al magistrado y hasta llegan a reconstruir, a partir del testimonio de personas presentes, su comparecencia en la sede judicial.
Pero este es solo uno de los casos donde se hacen públicas las instancias antes que el juez decida. Allí está el caso Urdangarín, entre otros, como ejemplo de las filtraciones y datos sobre las declaraciones de imputados y testigos.
¿En España no existe el secreto del sumario? Creemos que si, pero nadie parece respetarlo y esto es nocivo tanto para la defensa como para la acusación. Las filtraciones dan ventajas según sea para uno u otro lado y sirven para prepararse al ir a declarar, al conocer de antemano por donde se encamina la causa.
En cualquier país, donde se respete el secreto del sumario, estas filtraciones invalidarían un juicio; en España no.
Este martes, el diario español El País en un artículo narra que “En mitad de la declaración, (el juez) Pablo Ruz interrumpió su interrogatorio y, con tono notablemente molesto, recriminó que en las redes sociales se estuviera informando “de lo que está sucediendo aquí”. Tras la advertencia, el juez tomó medidas contra la difusión de los interrogatorios y ayer pidió a la policía un informe sobre la filtración en tiempo real del contenido de la declaración de Bárcenas”.
Muchas veces estas filtraciones son inexactas y separadas del contexto pueden alterar ante la opinión pública el concepto sobre la verdad. También la exactitud de las filtraciones queda librada al relato de quien las cuente y en que forma y aunque luego se rectifique, ya nadie la tomará en cuenta, primará la primera versión, la que generalmente ha generado el escándalo.












