
El expresidente de Chile, el socialista Salvador Allende, fue criticado en numerosas oportunidades por vestir elegantes trajes, finas camisas y corbatas de marca. Sus detractores le señalaban que un hombre de izquierdas no podía vestirse de esa manera.
Allende contestaba a sus críticos con una frase: “Después de todo, el camino hacia la revolución precisa de luchadores conscientes, no mal vestidos”.
Más cerca en el tiempo, la presidenta argentina, la “progresista” Cristina Kirchner, durante la última campaña electoral que la llevó al poder, también se refirió a sus vestidos de alta costura que compra en las más famosas casas de la moda mundial y dijo a quienes la criticaban: “para ser buena política no tengo que disfrazarme de pobre”.
Pero algunos parlamentarios españoles, de izquierdas algunos y otros no tanto, jóvenes unos tantos y otros no tan jóvenes , creen que aparecer vistiendo vaqueros y camisetas o camisas sin corbata los transforma en revolucionarios.
Y hay de todas las edades y para todos los gustos en un Congreso donde compiten para demostrar quién es más “rebelde” a la hora de vestirse.
El socialista Eduardo Madina, se pone vaqueros de tiro corto a la hora de debatir y tampoco usa corbata; el líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, jamás utiliza la corbata y a veces usa camisetas de cuestionable buen gusto; Sabino Cuadra de Amaiur, es tal vez el más despreocupado, su vestimenta tanto le sirve para el Congreso como para tomar unas copas en el bodegón del barrio, en plan picoteo.
Toni Cantó, el actor político o político actor de UPyD-esto todavía no está claro- con sus gestos y ademanes teatrales cuando expone en el Congreso, usa chaqueta acompañada de un jersey a la base.
Joan Tardá de ERC, algo más sobrio, utiliza camisas, pero da el toque rebelde al no ponerse corbata; Tampoco la usan algunos de sus compañeros de partido.
Jesús Jorquera de BNG, también es enemigo de las corbatas, lo mismo que Alberto Garzón de IU.
Hay más ejemplos pero no quiero aburrir contando más de lo mismo de quienes piensan que vestirse adecuadamente para ejercer la representación parlamentaria, no les permite ser opositores y no dan la talla de progresistas. No saben que la razón se da en el debate de ideas y no a través de la forma de vestir.
¿Y la corbata? bien gracias, la tengo en casa. La uso para algún evento importante y además el hábito no hace al monje. ¡Faltaba más!












