Por Paco Tilla.-
En un giro digno de una telenovela británica, la BBC ha decidido, al término del plazo, que la mejor manera de evitar pagar la millonaria indemnización que exige Donald Trump por difamación es… aclarar el error. Pero no cualquier aclaración: una de esas que, tras leerla, uno termina más confundido que antes.
Según el comunicado oficial, “lo dicho no fue exactamente lo que se dijo, sino lo que se quiso decir, aunque no se dijo como se debía decir”. ¿Quedó claro? No. ¿Era la intención? Tampoco. Pero, oye, suena elegante.
La cadena, que alguna vez fue sinónimo de rigor y prestigio, ahora parece estar escribiendo sus comunicados con el mismo equipo creativo que redacta los términos y condiciones de las apps: frases largas, palabras sofisticadas y cero sustancia.
El punto central del argumento:
“No hubo difamación, sino una interpretación creativa de la realidad con fines informativos”
Traducción: Nos inventamos cosas, pero con cariño.
Mientras tanto, Trump, que ya estaba preparando el cheque para comprar otra torre con el dinero de la indemnización, ahora se enfrenta a un laberinto de excusas tan enredadas que ni el mejor traductor en línea se atreve a tocarlas.
¿Qué aprendemos de todo esto?
Que del desprestigio no se vuelve. Y la BBC, con sus aclaraciones que no aclaran nada, parece estar haciendo turismo permanente en ese territorio. Próximamente: “BBC lanza curso online: Cómo perder credibilidad en tiempo récord”.
En resumen, si la BBC quería evitar pagar, lo intenta pero solo en el sentido inverso: ahora paga con prestigio. Y eso, amigos, no tiene reembolso.













