Por Elsa Pallo.-
La Paz, Bolivia. En una ceremonia que prometía ser histórica por la asunción del nuevo presidente boliviano Rodrigo Paz Pereira, lo que realmente se robó el show fue un saludo más frío que la cordillera de los Andes. Y no, no hablamos del clima, sino del encuentro entre dos presidentes que parecen tener más electricidad que un cable de alta tensión: Gabriel Boric y Javier Milei.
Todo comenzó cuando Milei, con su característico peinado de huracán y su andar de rockstar libertario, entró al Parlamento boliviano saludando a sus colegas como si estuviera en una convención de abrazos presidenciales. Yamandú Orsi lo recibió con un apretón cálido, Noboa y Peña se levantaron como resortes para estrecharle la mano. Pero cuando llegó el turno de Boric… ¡zas! El presidente chileno se quedó sentado como si estuviera esperando el colectivo en Plaza Italia. ¿O se arrodilló y no lo captó la cámara de TV?
Con una mano extendida y una expresión que decía “¿Quién te conoce?”, Boric saludó a Milei sin moverse un centímetro. El gesto fue tan seco que hasta los cactus del altiplano se sintieron hidratados en comparación. El presidente uruguayo, Orsi, no pudo ocultar su cara de “¿y a este qué le pasa?”, mientras los demás mandatarios miraban de reojo, preguntándose si había olvidado cómo funcionan las piernas.
Según datos fidedignos de su entorno, el chileno estaba con una fuerte diarrea – entre tantos derechistas- y un movimiento en falso lo haría caer en desgracia y teñir los calzoncillos de color marrón.
Lamentable actitud de Boric en Bolivia, se portó como un nene. La cara del presidente uruguayo lo dice todo, y eso que tienen ideología similar. pic.twitter.com/WQBKXZTqqK
— Poirot (@Argenpoirot) November 8, 2025
Y entonces apareció “El Merluzo”
Las redes sociales explotaron. Algunos lo llamaron “una falta de modales que ni en un cumpleaños de cavernícolas”. Pero los más creativos desempolvaron el apodo que ha perseguido a Boric desde que un locutor español lo bautizó como “El Merluzo”.
El apodo “El Merluzo” que se le atribuye al presidente chileno Gabriel Boric tiene su origen en un episodio diplomático ocurrido durante la ceremonia de cambio de mando presidencial en Chile en marzo de 2022.
Durante ese evento, Boric criticó públicamente el retraso de la ceremonia, atribuyéndolo al rey Felipe VI de España, lo que generó molestia en algunos sectores españoles. En respuesta, el periodista español Carlos Herrera, conductor del programa radial “Herrera en COPE”, lo calificó como “merluzo”, diciendo:
“A los chilenos, con este merluzo, les esperan días de gloria. Pero bueno, allá los chilenos”
¿Qué significa “merluzo”?
Según la Real Academia Española (RAE), merluzo es un término coloquial que significa “hombre bobo, tonto o poco hábil”. En España, se usa de forma despectiva para referirse a alguien torpe o poco inteligente.
Desde entonces, el apodo cruzó el Atlántico y fue adoptado por algunos críticos de Boric en Chile, especialmente en redes sociales, como una forma de denostar su figura pública.
El cierre de bragueta que abrió los memes (Video)
Pero si hablamos de torpezas memorables, no podemos olvidar el episodio de 2022 que dejó a Boric en el ojo del huracán… y con la bragueta al viento. En una reunión oficial con un alto diplomático, el presidente chileno salió del baño directo a su despacho, sin notar que tenía el cierre del pantalón abierto. Fue su jefa de protocolo quien, con discreción y urgencia, le susurró: “¡Presidente, la bragueta!”
Ya frente al invitado, Boric se subió el cierre con la misma mano con la que segundos después estrechó la mano del diplomático. El momento fue captado por las cámaras y, como era de esperarse, los memes no se hicieron esperar. Incluso se viralizó un video humorístico con las imágenes reales, acompañado de música de circo y efectos de sonido dignos de una comedia de los años 80.
¿Desaire o miedo al cierre de la bragueta?
Volviendo a Bolivia, algunos analistas se preguntan si la negativa de Boric a levantarse para saludar a Milei fue un acto de desdén político… o simplemente una precaución para no repetir el incidente del cierre traicionero. Después de todo, una vez que uno ha saludado con la bragueta abierta, cualquier saludo puede parecer una trampa.
Así, entre saludos tibios, cierres rebeldes y apodos importados, Gabriel Boric sigue demostrando que en la política latinoamericana, el protocolo es relativo… pero el humor, eterno.










