
Para entender este análisis sobre la independencia de poderes en Brasil, es importante aclarar primero que los miembros del Supremo Tribunal Federal (STF), denominados “Ministros” son nombrados por el Presidente de la República. El cargo no tiene mandato fijo: a menos que el ministro renuncie, estará en él hasta su jubilación, es decir, cuando cumpla los 75 años de edad.
Hoy, esta Corte Suprema genera cuestionamientos en cuanto a su independencia y su posicionamiento político, ya que son designados por el presidente de la República, sin dudas por afinidad.
La remuneración de Ministro del Supremo Tribunal Federal es el más alto del poder público, y sirve de parámetro para establecer el techo de la remuneración de los funcionarios públicos.
Los ministros del Supremo Tribunal Federal, al igual que el presidente de la República, el vicepresidente, los ministros de Estado, el procurador general de la República y el abogado general de la Unión, pueden ser sujetos de procesos y de juzgamientos por delitos funcionarios. Compete al Senado Federal procesarlos y juzgarlos en estos casos.
El STF cuenta hoy con los siguientes ministros:
Ministro Gilmar Mendes (indicado por Fernando Henrique Cardoso)
Ministra Cármen Lúcia Antunes Rocha (indicada por Luiz Inácio Lula da Silva)
Ministro José Antonio Dias Toffoli (indicado por Luiz Inácio Lula da Silva)
Ministro Luiz Fux (indicado por Dilma Vana Rousseff)
Ministro Luís Roberto Barroso – Presidente del STF (indicado por Dilma Vana Rousseff)
Ministro Luiz Edson Fachin – Vicepresidente del STF (indicado por Dilma Vana Rousseff)
Ministro Alexandre de Moraes (indicado por Michel Temer)
Ministro Nunes Marques (indicado por Jair Bolsonaro)
Ministro André Mendonça (indicado por Jair Bolsonaro)
Ministro Cristiano Zanin (indicado por Luiz Inácio Lula da Silva)*
Ministro Flávio Dino (indicado por Luiz Inácio Lula da Silva)*
* En los dos últimos casos; Cristiano Zanin es el abogado personal de Lula, designado por él en el STF y Flavio Dino, amigo personal del presidente y primer juez que admite oficialmente pertenecer al Partido Comunista de Brasil.
Claramente, el STF está dominado por ministros impuestos por Lula da Silva y su aliada política Dilma Rousseff. Siete magistrados en once.
Las contradicciones de Lula y su Foro de São Paulo sobre la independencia del Poder Judicial de Brasil
Sobre la independencia de poderes, es clara la contradicción de Lula que advierte hoy en la Asamblea de la ONU sobre la legitimación o tolerancia de “medidas unilaterales y arbitrarias” tomadas desde el extranjero en contra de las instituciones o la economía de Brasil, señalando que “la agresión contra la independencia del poder judicial es inaceptable”, en referencia a las sanciones impuestas por Trump a los jueces del STF.
Lula no puede hablar de la independencia de poderes en Brasil, porque históricamente él no la apoya ya que el Foro de São Paulo, creado por él y Fidel Castro en 1990, tiene la premisa de tomar el Poder Judicial, los medios de comunicación y la aparatos militares para dominar los países.
En el documento base del XXIII Encuentro del Foro de São Paulo (FSP) – Managua – 2017, hay una clara y peligrosa propuesta – ya en ejecución- que atenta contra la democracia de los países de la región. Una acción para socavar gobiernos democráticos que se viene gestando hoy en día y en algunos casos, con actuaciones inexplicables de jueces y fiscales de algunas naciones, que parecen seguir los lineamientos del Foro de São Paulo.
Allí se señala textualmente: “La izquierda debe proponerse la toma de todas las instituciones y no solamente la presidencia o las diputaciones. Es importantísimo la toma del poder judicial, los aparatos militares y los medios de comunicación. La izquierda debe aprovechar las jornadas electorales como tribuna para denunciar a la derecha y posicionar su proyecto. Utilizando no solamente lo que pasa en cada país, sino lo que pasa en el resto del mundo, ya sea a nuestro favor o cuestionando al imperialismo”.
Luego, el manifiesto del Foro de São Paulo agrega: “La izquierda debe proponerse tomar todos los espacios posibles de radio, prensa y televisión, aunque sea a nivel de programas pagados para erosionar a los partidos de derecha y propagandizar nuestro proyecto, a nivel local, nacional e internacional, entendiendo que todo ciudadano, independientemente de sus posiciones políticas, es objeto y sujeto de nuestra atención y para los cuáles siempre tiene que haber un discurso, de lo contrario seguiremos perdiendo el tiempo dirigiéndonos solamente a los sectores convencidos y desde una posición más sectaria que educativa”.
Entonces, lo de Lula y la independencia de poderes en Brasil, es solo un discurso para la tribuna y el archivo histórico lo deja en evidencia en cuanto a sus verdaderas intenciones.