Por: Luis Fernando Jaunsolo
Al acercarse se escuchaba su respiración agitada a través de sus fosas nasales, o espiráculos, ubicadas justo encima de la cabeza, que se superponía al sonido eterno de las olas que rompían en la orilla de la playa.
Era una súplica, un pedido sin palabras para que su vida no se extinguiera, su piel bajo los rayos del sol se secaba y su sufrimiento se acrecentaba minuto a minuto.
Nadie de los que estuvimos en la costa podíamos estar ajenos a ese dolor.
Los presentes en el lugar, tanto adultos como niños, con toda clase de recipientes mojaban su largos y armoniosos cuerpos, eran muchas las Falsa Orcas, casi 30, distribuidas en varios kilómetros.
Por ello, se planificó y ejecutó un rescate totalmente inédito a nivel mundial.
Se logró devolver al mar a más de 17 ejemplares en el Balneario Jaureguiberry en el Departamento de Canelones, Uruguay, un viernes 12 de Marzo de 1999.
La comprensión del varamiento de orcas y otros cetáceos ha pasado de una explicación basada en mitos a un enfoque científico multidisciplinario que hasta el momento no ha logrado a ciencia cierta determinar el por qué estos comportamientos.
Hay varios reportes de la prensa internacional que dan cuenta que dichos mamíferos han aparecido varados en costas de diferentes países, las que en su mayoría no han conseguido sobrevivir.
Estos cetáceos (Pseudorca crassidens) pueden llegar a tener un peso aproximado de una a dos toneladas y una longitud que puede ir desde los tres metros y llegar a los seis.
En el desempeño del Comando de la Prefectura de Canelones, se asumió la dirección del operativo de rescate junto al esfuerzo de vecinos, Bomberos, varias ONG, DINARA y la indispensable acción del Grupo 5 de la Fuerza Aérea Uruguaya, logrando mantener vivos a los mamíferos mientras duro la riesgosa operación de trasladarlos desde la costa en helicópteros a varias millas mar adentro.
Los helicópteros de la Aviación Naval no fueron autorizados a participar en el rescate por lo que el Presidente de la República en persona, Dr. Julio Sanguinetti, ordenó que la Fuerza Aérea participara en Jurisdicción de la Armada Nacional a tales efectos.
La operación se desarrolló en tres pasos:
- El helicóptero se posicionaba sobre la Falsa Orca en la costa, la cual había sido envuelta por personal naval y de la Fuerza Aérea en una gran red de transporte de carga y se enganchaba al cabo o cuerda conectada a la nave aérea.
- Luego, suavemente se elevaba el helicóptero y trasladaba el cetáceo a una distancia aproximada a las cinco millas en el mar, donde esperaba una embarcación neumática de la Prefectura de Canelones con tres tripulantes a bordo que los aguardaba.
- Descendía el helicóptero hasta que el cetáceo se introducía en el mar y en ese momento la embarcación se acercaba al enganche de la red y liberaba a las Orcas.
Se debe de reconocer que junto con el Jefe del Escuadrón 5 de la Fuerza Aérea Uruguaya nuestros latidos se aceleraban en cada uno de los 17 rescates.
Si alguna de la Orcas por el estrés del momento se hubiera movido en su periplo, el riesgo de los pilotos, el helicóptero y el personal embarcado que los liberaba de la red que los trasladaba en el mar, podría haber llegado a ser una tragedia.
Pero en base a la naturaleza de estos delfines grandes y su inteligencia, llegamos a creer, qué la misma inyectó en su conducta, pese a lo novedoso, que no debían realizar movimiento alguno.
Hasta que no llegó el último cetáceo con vida al mar, ninguno de los anteriores se fue de dicha zona, navegando en círculos, luego se orientaron y se alejaron con rumbo al Océano Atlántico.
Antes habíamos manifestado que se rescataron más de 17 Orcas y fue así, pues el ultimo traslado se realizó con una hembra que había dado a luz en una pequeña ensenada de la desembocadura del arroyo Solís Grande donde había quedado atrapada procediéndose a devolverla al Rio de la Plata junto a su cría, momento de gran emoción al cierre del operativo.
Este rescate fue un hito en la vida de todos los que tuvimos la suerte de participar en tan maravillosa experiencia, aunque nunca figuró en los registros Navales correspondientes.
El personal de la Fuerza Aérea merecidamente fue reconocido tanto a nivel Nacional como Internacional.
A Octavio Romano y Martin Lima de la ONG Rescate Eco Marítimo, activos colaboradores en esa aventura, el reconocimiento y agradecimiento por proporcionar el material gráfico que ilustra esta historia de vida.