
De un lado, el barrio con edificios sólidos, casas con jardines y empresas comerciales; del otro, la pobreza que duele y lastima con precarias viviendas inhabitables hechas de materiales inconsistentes que las inclemencias del tiempo socavan y hacen la vida imposible de los más carenciados que allí viven; gente humilde y trabajadora en la mayoría de los casos, con pocos recursos económicos para aspirar a una vivienda digna y teniendo a veces que compartir ese mundo con algunos personajes indeseables que hacen del delito su forma de vida.
Allí había de todo, mujeres, hombres y niños que querían salir de ese infierno y el castigo parecía nunca acabar.
La larga historia tiene también su lado de amistad entre tres personajes del mundo canino, Bertoldo, La Lola y el Rubio, tres canes de raza indefinida que se hicieron inseparables hace más de ocho años. Bertoldo vive del lado lindo del barrio y La Lola y el Rubio del gris asentamiento de viviendas precarias.
Para ellos no existían esas diferencias, eran amigos entrañables; correteaban juntos a cualquier hora del día o de la noche, cuando Bertoldo bajaba del edificio donde vivía a hacer sus necesidades.
Siempre juntos bajo lluvia, frío o calor. La Lola y El Rubio, siempre estaban atentos a la salida de Bertoldo y cuando lo veían corrían a su encuentro para caminar unidos por el barrio.
Si algún otro animal se acercaba con deshonestas intenciones a La Lola; Bertoldo y el Rubio, hacían frente común para defenderla.
Así pasó el tiempo y el milagro finalmente se hizo. Un plan de viviendas dignas para los carenciados hizo que este 18 de diciembre de 2012, se les entregaran las nuevas casas habitación a quienes tanto padecieron y ya comenzaron a irse, mientras las máquinas excavadoras tiran abajo las indignantes viviendas precarias.
Bertoldo estuvo allí, acompañando a sus dos viejos amigos que con seguridad no volverá a ver. El lugar donde se mudan es muy lejano.
La Lola y el Rubio subieron al camión de la municipalidad junto con sus dueños humanos y Bertoldo se quedó mirando mientras sus amigos se alejaban.
Lo sé porque estuve a su lado, Bertoldo es mi perro y los animales también tienen sentimientos.
Hoy, un día después, caminamos por el lugar desierto, ya no queda nada, las máquinas excavadoras hicieron su trabajo.













Los perros tienen mejores sentimientos que los humanos y jamás traicionan. emocionante relato.
Es el cuento más hermoso que he leído últimamente. Los ojos se me llenaron de lágrimas.
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