Europa en el cielo: el proyecto Eurodrone, la apuesta definitiva por la autonomía estratégica europea

La historia del Eurodrone (oficialmente EuroMALE RPAS) se remonta a 2013, cuando las fuerzas aéreas europeas se dieron cuenta de su dependencia crítica de drones estadounidenses e israelíes

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Foto: Wikipedia

Por Héctor J. Zarzosa González *

En un hangar de pruebas de Airbus en Manching, Alemania, ingenieros de cuatro nacionalidades trabajan contra reloj en lo que podría convertirse en el proyecto aeronáutico militar más importante de Europa en décadas: el Eurodrone, un sistema de vigilancia y reconocimiento no tripulado que representa la materialización de la tan anhelada autonomía estratégica europea. Con un presupuesto que supera los 7.400 millones de euros y una red de más de 100 empresas tecnológicas involucradas, este programa no es solo un avión no tripulado; es una declaración de intenciones geopolíticas.

La historia del Eurodrone (oficialmente EuroMALE RPAS) se remonta a 2013, cuando las fuerzas aéreas europeas se dieron cuenta de su dependencia crítica de drones estadounidenses e israelíes. “Durante las operaciones en Mali o Libia, Europa tuvo que alquilar sistemas extranjeros porque no teníamos capacidad propia”, explica el general francés Pierre Schill, excomandante de operaciones aéreas.

No fue hasta 2022 cuando Alemania, Francia, Italia y España firmaron el contrato definitivo con el consorcio industrial formado por Airbus Defence (Alemania), Dassault Aviation (Francia) y Leonardo (Italia), con participación clave de empresas españolas como Indra (electrónica), Sener (sistemas de control) y ITP Aero (motores). Según documentos filtrados del Organismo Conjunto de Cooperación en Armamento (OCCAR), el proyecto casi colapsó en 2023 por disputas sobre la distribución del trabajo industrial, especialmente entre Airbus y Dassault.

El Eurodrone no será el drone más rápido ni el más letal del mundo, pero sus características lo hacen único. Con sus 16 metros de largo y 26 metros de envergadura (más grande que un caza Eurofighter), y un peso máximo al despegue de 11 toneladas capaz de cargar 2.300 kg entre sensores y armamento, tiene una autonomía en vuelo de más de 24 horas ininterrumpidas y un techo operativo de 45.000 pies (13.700 metros), por encima del tráfico comercial.

Lo más innovador es su certificación para volar en espacio aéreo civil sin restricciones, una primicia mundial para un drone militar de este tamaño. “Gracias a su sistema de detección y evitación de colisiones (DAA), podrá operar junto a aviones comerciales”, afirma Thomas Müller, director del programa en Airbus.

Detrás del Eurodrone hay una batalla silenciosa por el control de las tecnologías clave. La elección del motor diésel Apeleo de MTU (Alemania) sobre el turbohélice franco-italiano TP400 generó tensiones políticas, mientras Indra desarrolla algoritmos para analizar 10 TB de datos por misión (equivalente a 5.000 horas de video).

Según un informe confidencial de la European Defence Agency, al menos el 60% de los componentes deben ser de origen europeo para evitar vetos de exportación, como el que EE.UU. impuso a Turquía en los F-35.

Alemania ya ha anunciado que desplegará sus primeros Eurodrones en 2028 en la base de Jever, cerca del Mar del Norte. España los destinará a las Islas Canarias para control migratorio, mientras Italia los usará en el Mediterráneo. Francia, por su parte, los integrará en operaciones antiterroristas en África.

El proyecto no está exento de críticas. De los 5.000 millones iniciales presupuestados en 2019 se ha pasado a 7.400 millones en 2024, según la Oficina Federal de Presupuesto de Alemania. Además, la entrega se ha postergado de 2026 a 2027-2028 por problemas de integración de software. La competencia es feroz: el MQ-9B SkyGuardian (EE.UU.) ya vuela en 15 países, y China ofrece el Wing Loong 3 a un tercio del coste.

“Europa paga un premium por su soberanía tecnológica, pero a largo plazo valdrá la pena”, defiende Lucio Valerio Sapienza, exjefe de la Fuerza Aérea Italiana.

Este programa es solo el primer paso de una estrategia más amplia. Se están realizando estudios para un drone de combate (UCAV) que complemente al futuro caza FCAS.

“El Eurodrone es nuestro ‘Apollo moment’ en defensa: prueba que Europa puede unirse en proyectos complejos cuando hay voluntad política”, concluye José Luis Álvarez, secretario general de la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa.

El éxito o fracaso de este proyecto marcará el futuro de la industria de defensa europea, así como un posicionamiento geopolítico fundamental.

*Perfil del autor

Héctor J. Zarzosa González es Ingeniero Superior de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y cuenta con diversas maestrías, entre ellas un doble MBA y otra en Project Management Internacional.
Es Director Técnico del Grupo Corporación Marítima Lobeto Lobo.
Es Diplomado en Docencia Universitaria, autor de importantes publicaciones, y ejerce además como director de diferentes planes formativos, siendo docente en diversas universidades como la UPM, la Universidad de Alcalá o la Universidad San Francisco de Quito.