Por Paco Tilla.-
El régimen chavista tiene un doble discurso; no reconoce jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en controversia del Esequibo, pero, insólitamente acude a este organismo para «defender la verdad» sobre el Esequibo y para ello envió a la vicepresidente ejecutiva, Delcy Eloína Rodríguez.
El portal del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores del chavismo, publicó el pasado año que, “Venezuela no reconoce jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) como árbitro imparcial en la controversia por el Territorio Esequibo, ratificó el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros y aseveró que sea cual sea la ruta diplomática que se escoja, en el marco del artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas, debe estar previamente «consensuada, escrita, firmada y aceptada por las partes. Venezuela jamás aceptó la Corte Internacional de Justicia, porque jamás la Corte Internacional de Justicia va a emanar una sentencia que sea satisfactoria para las partes (…) Guyana procedió de manera unilateral a patear el Acuerdo de Ginebra», dijo el titular del régimen venezolano.

Pero, a pesar de sus dichos; Maduro ha enviado a la parlanchina Delcy a “defender” ante un organismo que no reconoce, sus pretensiones. Cosas veredes Sancho, que non crederes, una supuesta frase atribuida al Quijote, que en realidad nunca dijo el protagonista de la inmortal obra de Cervantes.
Pero a Delcy Eloína nada le importa más que hablar y hablar sin sentido como cacatúa parlante y llegó hasta la CIJ donde este lunes 8 de abril, dará rienda suelta a su “defensa”, aunque aclara que la Corte Internacional de Justicia no tiene injerencia en el asunto.
https://twitter.com/delcyrodriguezv/status/1776952704260026622
En realidad, el deslegitimado régimen no tiene defensa y sale a hacer el ridículo ante el mundo.
Y este personaje nefasto dijo que “Venezuela es un país reconocido por su apego a la legalidad internacional” como si alguien les creyera y que “no dan consentimiento a la CIJ en la controversia territorial”. Cómica exigencia; como si la Corte Internacional de Justicia tuviera que pedirles permiso para intervenir.