La Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina, que guardó silencio durante estos cuatro años sin hacer ni un solo paro general en protesta por la grave situación del país; hoy, milagrosamente recuperó el habla y se queja de las nuevas medidas de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, para impedir los piquetes que obstaculizan la libre circulación y expresan que el protocolo, “criminaliza la protesta social”.
Este sindicato tergiversa la realidad, defendiendo lo indefendible, porque una protesta piquetera, no puede estar por encima del ciudadano que quiere ir a su trabajo y que los cortes de calles se lo impiden.
¡Tanta prepotencia indigna! Que protesten si, pero que utilicen de rehenes a quienes no están de acuerdo con los piquetes ya entra en el terreno delictivo y de eso la CGT no puede ser cómplice.
Los directivos de la CGT dicen una falsedad increible en un surrealista comunicado: “Los trabajadores siempre hemos sido los primeros en respetar la ley porque sabemos que esa es la mejor garantía que tenemos para que nuestros derechos sean respetados”, dicen los supuestos defensores de los trabajadores.
¿Respetar la ley es impedirle con cortes de callles a quien quiere ir a trabajar su derecho a hacerlo? No se rían de la mayoría de los argentinos que están cansados de la prepotencia de los piqueteros.
Protesten, es su derecho, pero hagan lo que la Constitución ampara, no lo que ustedes inventan.
Ayer propusimos que hagan un referéndum preguntando quiénes están de acuerdo con los cortes de calles, perderán por goleada. ¡Háganlo, no tengan temor a la democracia y no sigan burlándose de la mayoría!
La inflación demoledora, la pobreza en aumento y la inseguridad y la miseria en la hoy viven los argentinos, no es culpa de este gobierno y ustedes callaron, aun viendo a los pobres jubilados que ni siquiera pueden comprar un mísero churrasco una vez por semana.
Para la CGT, el ciudadano que quiere trabajar, no existe y tampoco se le defiende.
La CGT, es parte del problema heredado. Un poco de vergüenza, por favor señores sindicalistas y no hagan más el ridículo, porque nadie les cree…
