Sin más explicaciones; el PP catalán con el formato ultra radical de Alicia Sánchez-Camacho que volvió a apelar al discurso xenófobo en contra de los inmigrantes y volvió a fracasar, cuando algunas encuestas lo daban como llegando al segundo lugar detrás de CiU. Nada de eso ocurrió, apenas pudo conseguir aumentar en un solo diputado los 18 escaños que había obtenido en las elecciones de 2010 y lo peor, fue desplazado del tercer lugar en el Parlament al cuarto detrás del PSC.
Las explicaciones para aparentar un gran triunfo son surrealistas y merecerían ocupar un lugar de destaque en la biblioteca del absurdo, si esta existiera.
“El mejor resultado de la historia del PP en Cataluña” se anuncia pero nada se dice del avance arrollador de la izquierda independentista radical de ERC, que de 10 escaños en 2010, pasa a 21 diputados y del heroico Ciutadans, que de tan solo tres diputados en las elecciones pasadas obtiene nueve escaños.
En cuanto a las apreciaciones, Sánchez-Camacho que parece que las matemáticas no son su fuerte dijo, “Es un resultado histórico que nos da la razón cuando decimos que la prioridad es crear empleo y recuperar la economía, y cuando decimos que Cataluña sí, y España también”, pero se olvida que a pesar del alto porcentaje de votantes, el PP catalán no pudo capitalizarlo y solo consiguió un diputado más, mientras otros grupos duplicaron e incluso triplicaron el caudal de escaños como ERC y Ciutadans e incluso CUP que entró al Parlament con tres diputados.
Además el varapalo a CiU y PSC no se los dio el PPC, se lo dieron los otros partidos que en realidad crecieron.
Por eso el festejo de Alicia Sánchez-Camacho no se entiende y ella sabe que aunque sus compañeros de partido le feliciten públicamente, todos saben que lo conseguido es magro, que le votó el fiel electorado de siempre y un poco más que le alcanzó para sumar un solo diputado.
La grandeza histórica del PP no debería permitirle festejar cuartos lugares.
Opinión
