El Instituto Nacional de Estadística (INE), anuncia el comienzo el censo en Uruguay, a partir del 29 de abril estará disponible el censo digital, un cuestionario que el censado puede rellenar y que permite que, cuando un censista toca la puerta, los datos ya estén cargados. Será entonces un doble censo.
Lo que preocupa, es que siempre aparecen inventos y al contrario de censos anteriores, se pedirá la cédula de identidad, algo que ya parece problemático y peligroso por la posible filtración de datos personales, que luego puedan utilizarse con otros fines.
El Laboratorio de Datos y Sociedad (Datysoc) explica en un informe que, “la inclusión por primera vez en la historia uruguaya de la cédula de identidad en el cuestionario censal” genera “una legítima y fundada preocupación sobre la protección de datos sensibles de las personas”.
El estudio de Datysoc, revela algo preocupante, la inclusión por primera vez en la historia uruguaya de la cédula de identidad en el cuestionario censal, genera una legítima y fundada preocupación sobre la protección de datos sensibles de las personas. Según el sitio web del censo y el formulario del censo experimental de 2022, el cuestionario sobre personas, tanto en la modalidad presencial como en la digital, incluye dos preguntas sobre el documento de identidad. En primer lugar se pregunta: “¿Tiene cédula de identidad uruguaya?” y en caso afirmativo, se pide el número de cédula. Si la persona no tiene cédula de identidad uruguaya, se le pregunta: “¿Tiene documento extranjero?” y se le pregunta el país emisor del documento extranjero, el tipo y el número de documento. A esto se suma la solicitud del nombre y apellido de cada persona, así como del nombre, apellido, número de teléfono y correo electrónico de la persona informante.
La incorporación de la cédula de identidad en el censo obliga a reflexionar sobre la importancia del anonimato para proteger los derechos fundamentales de las personas y también para obtener resultados de calidad.
La explicación oficial para incluir la pregunta acerca de la cédula es que ”el número de documento de identidad de las personas del hogar es particularmente valioso en el marco de la existencia de distintas formas de relevamiento en el Censo 2023 (presencial y digital) y contribuye a evitar que las personas sean censadas en más de un hogar.” En las preguntas frecuentes se afirma que “la convivencia de dos modalidades de recolección (censo digital y censo presencial) podría generar duplicaciones para cuyo control la cédula es un factor clave.”
Varios antecedentes permiten poner en duda esta explicación. Por un lado, censos recientes, como el censo del Reino Unido de 2021, incluyeron la modalidad digital pero no preguntaron por el número de documento. De hecho, en el Reino Unido no existe cédula de identidad, lo que no impidió realizar el censo en línea.
Por otra parte, el censo de Uruguay de 2011, al igual que el actual, se hizo en un formato extendido en el tiempo. En aquella oportunidad se logró lidiar con la posibilidad de que una persona se censara en dos lugares sin necesidad de pedir el número de cédula. Alcanzó con informar claramente a la población que cada persona se tenía que censar una sola vez en su domicilio real.
Los riesgos para los derechos fundamentales
“A lo largo de las últimas décadas, el censo ha ido incorporando preguntas para relevar información sobre aspectos como la ascendencia étnica, la identidad de género o la discapacidad. En muchos casos, la incorporación de las preguntas ha sido una conquista de movimientos sociales, dado que la nueva información relevada ha permitido implementar políticas públicas en favor de poblaciones vulnerables. Sin embargo, la inclusión de esta valiosa información al censo no ha ido acompañada de medidas adicionales para proteger el anonimato. La recolección de datos sensibles asociados unívocamente a la identidad de las personas conlleva el peligro del uso indebido o la filtración de los datos, lo que puede terminar reforzando la discriminación de personas vulnerables.
La seguridad de la información y la protección de datos personales son desafíos cada vez más complejos en el entorno digital. Un día sí y otro también, en todo el mundo se dan a conocer filtraciones de bases de datos y accesos no autorizados a datos personales y sensibles. En 2020 la Dirección Nacional de Identificación Civil de Uruguay sufrió una filtración que expuso los datos personales de más de 80 mil personas, incluyendo nombres, apellidos, fecha de emisión y vigencia de la cédula, foto del rostro y firma. A fines de 2022, un ataque a los sistemas del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) provocó la filtración de los datos de más de 200 mil niños, niñas y adolescentes. En 2022 también se produjo una filtración de información del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP). Estos repetidos episodios revelan deficiencias en las prácticas de seguridad de la información del gobierno uruguayo, aun cuando la filtración de los datos custodiados puede afectar negativamente e incluso poner en riesgo a muchas personas.
Los datos censales asociados a las cédulas pueden ser especialmente valiosos para eventuales atacantes, dado que ofrecen información detallada sobre toda la población del país. Esa información puede luego venderse para fines comerciales o de inteligencia, entre otros. Tener esto en cuenta es fundamental para comprender que, si se busca garantizar la privacidad y seguridad de las personas censadas, no alcanza con el secreto estadístico que obliga por ley a tratar los datos censales de manera confidencial.
La expectativa legítima de anonimato se aborda en diversas etapas de un censo. En el momento de la entrevista, la confidencialidad es parte del acuerdo que las personas aceptan al momento de ser censadas. Más tarde, cuando se consolida la base de datos del censo, son esenciales las buenas prácticas de anonimización de datos para que no se vincule la identidad de una persona con sus respuestas. Sin esta salvaguarda, los microdatos censales no pueden quedar disponibles para su acceso y procesamiento.
Pero la confidencialidad de la entrevista y posterior anonimización de los datos no son medidas suficientes para proteger los datos personales, algunos de ellos sensibles, de las personas censadas. La única manera efectiva de evitar filtraciones o usos inapropiados de datos sensibles es, antes que nada, no recopilar la información que sea innecesaria para los fines buscados y que identifique unívocamente a las personas”.
Una tendencia preocupante
Según explica el informe de Datysoc, “La pregunta por la cédula de identidad es sin duda la más problemática en el censo 2023 de Uruguay, dado que permite identificar unívocamente a cada persona. Sin embargo, esta pregunta viene acompañada de la recopilación de otros datos que permiten identificar a las personas censadas, incluyendo el apellido, el teléfono y el correo electrónico. Cuando se analiza esta cuestión en su conjunto, lo que vemos es una preocupante tendencia no solo en Uruguay, sino en toda la región, a incorporar cada vez más datos identificatorios.
En Argentina y Brasil, por ejemplo, hasta 2010 se relevaban los datos de las personas preguntando únicamente el nombre de pila, con el fin de proteger el anonimato. Sin embargo, en el censo de 2022 Brasil agregó en el cuestionario censal un campo para registrar el apellido de las personas”.
Ir al informe completo de Datysoc: https://datysoc.org/2023/04/19/la-cedula-de-identidad-en-el-censo-2023/