
La Feria Internacional de Promoción de la Lectura y el Libro de San José fue nuevamente un hito importante en esta primavera letrada. Las ferias de Durazno en setiembre y las de Maldonado y Canelones al comienzo del mes marcaron el inicio de la temporada de ferias libreras.
Con la presencia de importantes autores, excritores, poetas, editores y libreros, el ecosistema de las letras llenó de vida la tierra maragata.
Pero sin dudas uno de esos rincones particulares que el centro patrimonial de San José de Mayo invita a visitar es la encantadora Cafetería del Teatro, ubicada en la esquina de 25 de Mayo y 18 de Julio, forma parte del circuito cultural que enmarca el centenario teatro Bartolomé Macció y el Espacio Cultural San José, infraestructuras culturales que destacan a nivel nacional por sus características edilicias y técnicas para la acción cultural multidisciplinaria.
Allí sucedieron muchos de los encuentros de esos seres, que encantan con sus textos y sus palabras, muchos de ellos llegados desde diferentes puntos del planeta. “El café acerca, une, afianza lazos o interpela” dice Juan Carlos Barreto quién tiene su espacio creativo primario en sus mesas y nos recibe con sus obras en las paredes que cuentan historias de este magnifico espacio..
Quizás la poeta y escritora Tatiana Oroño la describe de forma exquisita, “El Café del Macció sigue siendo un rincón acogedor de identidad única. A su atractivo se suma la exposición de Servilletas intervenidas por Juan Carlos Barreto (y su pluma) en ciertas mesas de café mientras saborea el contenido del pocillo. Ese es su tiempo de creación. Ese, su taller, su atípico atelier. Su arte viaja “ligero de equipaje”, con palabras del antiguo poeta. Y sus obras encantan”.

La obra de Barreto puede disfrutarse desde cualquiera de las mesas del lugar, 24 obras distribuidas en sus paredes invitan a ser observadas, acompañan la tertulia, conversaciones mundanas que se funden con el sabor y el aroma de la molienda clásica del lugar.
Barreto convive con ese mundo al que invita a que se conozca. Dice el autor en el texto que acompaña la exposición:
“Estas son algunos de los rastros y trazos que quedan en jornadas de trabajo… un café no es más que el pretexto perfecto donde poder crear.
Aquellos lugares y rincones de ciudades, sitios o espacios que sugieren formas o detalles que luego duermen o descansan en mis “servilletarios” dan forma y son el génesis de mi obra.
Una mesa de café, autos, ómnibus, barcos o aviones se convierten en excelentes espacios y plataforma para de una manera muy lúdica “ganarle tiempo al tiempo, simplemente dibujando”…con mis silencios… pero que como en la música son necesarios. No interrumpen la melodía sino que la embellecen.
Un café… sonidos mundanos, puntos de encuentros. Estos espacios me abrazan, tiempos de espera que se entrelazan entre el trabajo y el disfrute, convivo con una ciudad que se proyecta una por encima de otra, suma de trazos y puntos que continúan hasta perderse. Voces, olores y sabores ciudadanos, observando a los seres que habitan y conviven en mesas que respiran política, tango, fútbol, rock o murga. Siento que hay un café que espera, una vez más, para acompañarme… siempre”.
Esta muestra que comenzó a exhibirse en San José seguirá girando y visitando nuevos espacios, -saliendose de los clasicos salones expositivos- estas obras nacidas desde una sencilla servilleta encontraran nuevos destinos en cafeterías de Montevideo, Colonia y Punta del Este , antes de viajar al exterior.
El escritor Pedro Peña nos comparte sobre la obra de Barretto: “Líneas, espacios y puntos diseñan la arquitectura primaria del trabajo de Juan Carlos, y en los intersticios dispuestos entre unos y otros van surgiendo las formas geométricas, claras, precisas y muchas veces distorsionadas, que completan la primera versión. Pero por más que la distorsión vanguardista genere un sistema de significados distinto, nunca esa distorsión será agresiva a la vista. La disposición de todas las partes, la proporcionalidad que elabora el conjunto, producen siempre una sensación grata al espíritu. Y también una idea simple y potente a la vez: la belleza tiene muchos caminos”.
Las obras de Barretto tienen su “Tiempo de Espera”…encontrarse con una de sus creaciones es entablar un diálogo cercano con el autor, que te invita al próximo café a la vuelta de la esquina.