En un discurso donde volvió a tergiversar la realidad de los hechos y se victimizó, la vicepresidenta argentina Cristina Kirchner, principal agitadora de la violencia que se registra en Buenos Aires, dio un show político en la puerta del edificio donde vive en el barrio de Recoleta y mintió nuevamente al decir “Dicen que los violentos somos nosotros. Los vimos durante la pandemia quemar barbijos, violar la cuarentena, poniendo en riesgo la salud de la población. Nunca hubo un policía que siquiera pudiera molestarlos cuando violaban la ley. Porque creemos en la libertad de expresión”, pero no recordó que el principal violador de la cuarentena fue su presidente Alberto Fernández que realizó una fiesta clandestina con invitados en la residencia oficial de Olivos y tampoco dijo nada de los “vacunatorios VIP”, donde funcionarios del gobierno kirchnerista y sus familiares se vacunaron antes que la población de riesgo.
Ni siquiera tuvo en cuenta el hostigamiento a sus vecinos del barrio, que sufren el acoso de sus militantes durante las 24 horas del día, con bombos, cánticos y bombas de estruendo.
Dijo que como ciudadana tiene derechos y desestimó las quejas de sus vecinos, quienes denunciaron incidentes en la vía pública. “La gente acá se manifiesta pacífica y alegremente”, pero volvió a falsear la realidad porque sus militantes fueron prepotentes y violentos y no respetaron el derecho a la paz de los vecinos del barrio. “Pago mis impuesto igual a los todos los que están acá. Tengo el mismo derecho, ninguno más, pero sí el mismo. Y después dicen que los peronistas somos violentos”, dijo en el surrealista discurso. Pero si tiene más “derechos”, porque ninguno de sus vecinos organiza manifestaciones violentas en la puerta de su casa.
Volvio a fingir que se emocionaba en el escenario al aseverar que sus detractores “odian la alegría y el amor peronista”.
Cuando se esperaba que diera un mensaje pacificador, Cristina Kirchner no pidió que sus militantes se retiren definitivamente: “Vaya a descansar un rato”.
La vigilia y el acoso a los vecinos sigue. Los ciudadanos argentinos continúan indefensos.
La policía de la Ciudad se habría retirado del lugar para propiciar que la vicepresidenta diera su discurso donde pediría que los manifestantes terminaran con el acoso definitivamente en la zona, pero no lo hizo y los kirchneristas siguen allí.
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