Uruguay y los aviones de Pluna; la gran farsa continúa

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La página web de Cosmo que estaba “en construcción” y que debió activar de apuro para no quedar en evidencia que no tenía un portal en la red
La empresa aérea Cosmo de España, de alguna manera hay que catalogarla, que ha quedado demostrado se prestó a la farsa de la compra en la subasta de los aviones Bombardier de Pluna, donde primero a través de un comunicado dijo oficialmente que los compraba para utilizarlos en vuelos chárter en Europa, para en menos de 48 horas cambiar el destino y arreglar con la compañía aérea BQB de López Mena y dejarlos en Uruguay para hacer vuelos regionales.
Sólo un tonto no se daría cuenta que si vinieron a comprar los aviones en la subasta, lo hacían con un plan de negocios debidamente estudiado y aprobado previamente por la compañía Cosmo para utilizar las aeronaves en Europa. Nadie invierte 137 millones de dólares para ver que hacen después con los Bombardier.
Pues en el colmo de la “improvisación”, en algo menos de 48 horas, Cosmo acuerda con López Mena y le ofrecen al Estado uruguayo utilizar las rutas regionales de Pluna en América del Sur, en sociedad. Vale aclarar que López Mena había rechazado públicamente participar en la compra de estos aviones, ya que el negocio no le interesaba.
Pero lo que también llama la atención es que los compradores (Cosmo) ni siquiera revisaron las aviones que compraban para conocer en que estado estaban y la pregunta surge sola. ¿Quién gasta 137 millones de dólares para comprar aeronaves de las cuales no conoce en que condiciones técnicas se encontraban al momento de la subasta?.
Todo era y sigue siendo demasiado sospechoso, desde una página web de Cosmo “en construcción”, que tuvieron que hacer de apuro y ponerla en funcionamiento para alegar que eran una empresa seria y confiable, hasta la increíble participación de un personaje que merece un capítulo aparte, Antonio Sánchez, quien al firmar ante escribano público el documento de la subasta, pidió al notario que le pusiera “Antonio C. Sánchez”; algo totalmente ilegal ya que sus nombres y apellidos completos son: Hernán Antonio Calvo Sánchez y como tal debió aparecer en el acta.
El escribano Pablo Seitún, que tuvo a su cargo la elaboración del documento, dijo que si bien observó que en el pasaporte figuraba la identificación de Hernán Antonio Calvo Sánchez, este le dijo que “su nombre habitual era Antonio Sánchez” y por eso figura “Antonio C. Sánchez” en el acta. Todo irregular. ¿Nombre habitual? Por favor, en un acta notarial deben constar los nombres que aparecen en el documento de identidad del comprador y no el nombre que se le ocurra a este.
En el acta notarial se indica que “luego de varias instancias de ofrecimientos y pujas, resultó ganador por ser la mejor y última oferta la de Cosmo líneas aéreas, por la suma de US$ 137.000.000 (…)”. Sin embargo, en la subasta -que fue transmitida en vivo por televisión- se apreció que no hubo puja de oferentes porque hubo una sola oferta.
Al respecto, Seitún dijo que para “hacer las cosas más rápido”, llevó parte del documento escrito de antemano, por lo que el texto incluyó ese error. “En eso, a nivel técnico, puede ser que debí haber sido más específico”, reconoció.
Pero las sorpresas no terminaron allí, Hernán Antonio Calvo Sánchez, era en realidad un ex empleado de López Mena y fue director de Buquebus en Europa y gestor de la llegada de los aviones de BQB en 2009.
Hernán Calvo ya había actuado con este nombre y apellido al presentarse en Italia ante el cónsul de Uruguay en Livorno, Silvio Fancellu, en 2009 como director de Buquebus para la presunta compra de una compañía naviera “Toremar” que pertenecía a Berlusconi. Compra que nunca llegó a realizarse, pero si las gestiones previas que realizó Hernán Calvo, acompañado por el cónsul de Uruguay.
El diario económico El Cronista de Argentina expresaba en su edición del 20 de noviembre de 2009 en un artículo titulado: “Buquebus quiere comprar una naviera a Berlusconi” que “Según informó la prensa italiana, el director de la sociedad Buquebus, Hernán Calvo, viajó al país europeo para mantener una serie de encuentros con las autoridades oficiales y con el cónsul de Uruguay en Toscana Silvio Fancellu.
El ejecutivo de Buquebus se reunió con el presidente de la provincia Livorno, Giorgio Kutufá, ante quien formalizó el interés de la compañía naviera argentina de participar de la privatización de Toremar, proceso que se iniciaría antes de fin de año.
Según el plan presentado por Calvo, Buquebus estaría dispuesta a restablecer la línea Livorno Portoferraio que fue dejada de lado por las autoridades estatales, además de reforzar las operaciones al manejar una estacionalidad distinta a la del sur de Italia”, informama la nota periodística de El Cronista.
¿Porqué se presentaba con los nombres y apellidos alterados en Uruguay y como Hernán Calvo en Italia?
Con todo esto se comprueba una total falta de seriedad, ya que increíblemente ahora en una entrevista con radio Carve de Montevideo, ahora como Hernán Calvo, al ser consultado también sobre la posibilidad de que la empresa española demande al Estado uruguayo por no haber dado garantías tras la subasta, dijo desde España que también esta semana se dará a conocer los caminos que se decidan seguir.
Hernán Calvo, también fue consultado por la polémica desatada en torno a su nombre. Respecto a esto Calvo indicó “no me presente con ningún nombre falso. Yo me presente con mi pasaporte español. Cuando llegue a la subasta me anotaron con mi segundo apellido . No hay nada que indicar”., se olvida la aclaración y el pedido que le hizo al notario uruguayo de que “su nombre habitual era Antonio Sánchez”.
El polémico representante finalizó explicando que la intención de la empresa Cosmo” siempre ha sido entrar en la subasta” y aclaró que “no es algo que esté cerrado”.
“Esta semana comunicaremos algo oficial. Esta semana evaluaremos cómo se desenlace todo, si haremos acciones legales” finalizó el empresario, sin ningún viso de vergüenza.
Vale recordar las declaraciones de algunos socios de Cosmo que nunca se enteraron que entraban en la subasta por los aviones quienes manifestaron que con un patrimonio de 7 millones y medio de euros no podían comprar aeronaves en 137 millones de dólares.