
Una caravana de al menos 4 mil migrantes centroamericanos y haitianos se dirige a paso raudo a la ciudad de México para presionar al gobierno de Manuel López Obrador y poder regularizar, en primera instancia, su condición migratoria en el país para posteriormente continuar su viaje a la frontera con los Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. Los migrantes procedentes de países como Honduras, El Salvador y Guatemala han partido su odisea el pasado 23 de octubre desde la ciudad mexicana de Tapachula en el estado de Chiapas, y fronteriza con Guatemala.
En este sentido el Instituto Nacional de Migración (INM) de México ha asegurado que otorgará Tarjetas de Visitante por Razones Humanitarias a mujeres embarazadas y menores de edad que integran la caravana de personas migrantes, al tiempo de apoyarlas en el alojamiento en albergues de puertas abiertas, así como alimentación.
Esta ayuda ha sido rechazada por los líderes de la caravana ya que, a su juicio, las tarjetas solo les permitirían transitar por cuatro estados de la nación azteca, frenando de esta forma su libertad de movimiento para llegar al destino final ubicado en la frontera con EE.UU. Esta situación ha encendido las alarmas del organismo migratorio mexicano, quienes han garantizado su voluntad política de mantener un diálogo abierto con los migrantes, a fin de que estos no sean “rehenes de decisiones cupulares” que se han autonombrado representantes de la caravana.
Ante esto el Instituto Nacional de Migración (INM) ha rechazado que se haya roto el diálogo con las personas que integran la caravana, al tiempo de plantear trasladar a las personas migrantes a diversos estados del país para brindarles atención en sus trámites.
“Han sido ofrecidas tarjetas de visitante por razones humanitarias a mujeres y menores de edad, no obstante que sus líderes lo han rechazado. Se debe actuar con responsabilidad y no exponer a población vulnerable a riesgos que lastimen su integridad”, ha explicado el INM.












