Las contradicciones de Human Rights Watch sobre la CIDH y el caso Abrão

¿Las cerca de 60 denuncias sobre presuntos atropellos de Paulo Abrão a los funcionarios de la CIDH, no merecen investigarse para deslindar responsabilidades?. Creo que si y se deberían apoyar

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Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Foto CIDH)

José Miguel Vivanco, director para América de Human Rights Watch, organización no estatal de defensa de derechos humanos, tuiteó que Almagro “se salió con la suya”, en referencia al conflicto entre la CIDH y el jefe de la OEA por la no renovación del brasileño Paulo Abrão en el cargo de secretario ejecutivo de esa Comisión.

“Pasará a la historia con el triste honor de ser el secretario de la OEA que logró dañar la independencia y credibilidad de la entidad con mayor impacto regional (en derechos humanos) durante las últimas décadas. Grave retroceso”, escribió Vivanco.

Ahora bien. ¿Las cerca de 60 denuncias sobre presuntos atropellos de Abrão a los funcionarios de la CIDH, no merecen investigarse para deslindar responsabilidades?. Creo que si y se deberían apoyar.

No voy a defender a Luis Almagro, solo me pongo del lado de quienes podrían ser víctimas de acoso; eso simplemente, porque no veo que se pida una investigación.

La actuación sesgada de la CIDH sobre Uruguay

Como uruguayo no le tengo confianza a Comisión Interamericana de Derechos Humanos y paso a explicarlo. Y sobre esto debería pronunciarse el señor Miguel Vivanco de HRW.

Días atrás la CIDH cuestionó la  presentación de un proyecto de ley para reinstalar la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, propuesto por el partido Cabildo Abierto en Uruguay. Sobre esto la CIDH expresa que “observa con preocupación la presentación de proyecto de ley ante el Senado de la República, por el cual se propone limitar el procesamiento y sanción de presuntos responsables por graves violaciones a los DDHH cometidas durante la dictadura cívico-militar”, pero, aquí aparece el cuestionamiento; la CIDH no pide por las reivindicaciones a las víctimas de la sedición, que siguen en el desamparo y sin ser reconocidas, datos que aparecen en un artículo de este medio.

Los llamados “presos políticos”, durante el gobierno del Frente Amplio recibieron una compensación de por vida extensible a sus familias. Para esto se otorgaron “jubilaciones especiales y pensiones reparatorias que otorga el BPS (Banco de Previsión Social) con el objetivo de indemnizar a las personas que por motivos políticos, ideológicos o gremiales, se vieron obligadas a abandonar el territorio nacional, fueron detenidas o despedidas de sus trabajos entre 09/02/1973 y el 28/02/1985. De acuerdo a lo establecido en la ley que las ampara (Ley 18.033), tendrán derecho también sus causahabientes”.

Pero a las víctimas del terrorismo de la guerrilla urbana, nada, ni una pensión ni ayuda económica de ninguna especie y menos un reconocimiento.

En un editorial el diario EL PAÍS de Montevideo del 10 de octubre de 2017, se explican claramente los hechos y que seguramente la CIDH los conoce pero nada dice:

Es una injusticia que se arrastra desde hace más de tres décadas: los familiares de las víctimas de los tupamaros nunca fueron compensados ni recibieron reparaciones ni reconocimientos de especie alguna. Entre ellos había policías, militares y simples civiles; 66 personas en total. Los uniformados murieron en defensa de las instituciones en tanto que los civiles fueron víctimas de actos terroristas cometidos por un grupo alzado contra el sistema democrático para instaurar un régimen castrista en Uruguay.

Para familiares de víctimas del terrorismo de Estado, para tupamaros, presos políticos, destituidos, perseguidos y demás damnificados por la dictadura se dictaron leyes de reparación que el Estado cumplió escrupulosamente. La inequidad entre ambas situaciones saltó a la vista hace tiempo, tanto que el propio Tabaré Vázquez en su primer gobierno propuso legislar para atender a estas otras víctimas olvidadas. Su propio partido político desestimó la iniciativa y algo similar pasó con proyectos que en su momento presentaron blancos y colorados.

El silencio de la CIDH  es claro al sesgar la historia reciente. HRW, también tiene la palabra.