Continuando con la serie de artículos de Entre escándalos y caprichos, siendo ésta su tercera publicación, es momento de dedicarnos a un asunto del que ningún ciudadano puede ser ajeno puesto que si el Estado no mejora sus herramientas disponibles para garantizar los derechos de niños, niñas y adolescentes, las oportunidades de las siguientes generaciones se verán coartadas, y esta razón me lleva a pensar que lo primero que debe destacarse de la Urgente Consideración es que posiciona al INAU desde la proactividad, brindándole incluso la participación en las políticas de educación desde las comisiones departamentales o priorizando la protección de adolescentes embarazadas y menores de seis años. Éstas, sin dudas son buenas noticias, pero el asunto central no es otro que las modificaciones al sistema de adopciones, y no niego que pueda entenderse como algo secundario o que podemos seguir postergando, pero la realidad indica lo contrario ya que por más esfuerzo o dedicación de los cuidadores y demás funcionarios del INAU, éstos no reemplazan a una familia, al menos, no a una de verdad.
¿Por qué lo considero una prioridad?
Habiendo dicho que un cuidador, educador o cualquier clase de funcionario no es capaz de reemplazar a una familia, no deseo que se me malentienda, no digo esto para desestimar o cuestionar su labor ni mucho menos a su dedicación o vocación pues a excepción de casos contados, no dudo de ellos, pero debido a las limitaciones vinculadas a las capacidades institucionales así como también a las limitaciones en recursos físicos de los hogares, un menor que permanezca demasiado tiempo institucionalizado verá impactado de forma perjudicial su desarrollo emocional y cognitivo lo que puede acabar transformándose en conductas peligrosas para si mismos debido a una posibilidad más alta de padecer trastornos reactivos del apego. Esto significa, por ejemplo, que intentarán excesiva e indiscriminadamente recibir consuelo o afecto por parte de un adulto o incluso por parte de sus pares en caso de los adolescentes, y esto, es un problema aún más grande puesto que aumentan su probabilidad de mantener relaciones tóxicas que desemboquen en situaciones de violencia doméstica, de abuso sexual, entre otras.
Cuestiones que, lamentablemente, desbordan en nuestros tiempo, pero que me hacen recordar mi intención de agradecer el especial interés que Pablo Abdala, Presidente del INAU, ha demostrado por propuestas en las que me encuentro trabajando, estando las mismas vinculadas a la prevención de casos de abuso sexual infantil así como también a la contención de sus víctimas, pero sigamos adelante…
Entonces ¿qué cambios se pueden destacar?
La respuesta a esta pregunta se puede deducir por lo antes dicho, siendo que cuando se apruebe la Urgente Consideración el proceso de adopción no podrá demorar más de dieciocho meses, haciendo responsables por aquellas demoras no justificables a los funcionarios que se encuentran a cargo de dicha adopción. Esto representa un gran avance debido a que el proceso actual puede llegar a demorar hasta cuatro años, siendo inadmisible se mire por donde se lo mire por la sencilla razón de que no contempla el interés de ninguna de las partes involucradas, menos aún de quienes esperan por integrarse a una familia que les brinde cariño, atención, cuidados y mejores oportunidades de desarrollo. No niego que se pueda pensar que dieciocho meses no son suficientes para un buen proceso de selección, pero aunque es una duda sumamente razonable, la calidad del proceso no depende de la cantidad de tiempo que se empleé para el mismo, la calidad del proceso depende estrictamente de cómo se gestione el tiempo, de cómo se organice la labor, de cómo sea la comunicación interna y otros aspectos que dependen de los jerarcas así como también de los funcionarios.
Lo segundo que a mí entender debe destacarse dentro de las modificaciones al sistema de adopciones es la eliminación del monopolio con el que actualmente cuenta el equipo técnico del INAU, permitiéndole a, por ejemplo, Aldeas Infantiles, realizar sugerencias de parejas que consideran buenas familias adoptivas de acuerdo a los correspondientes requisitos además de que el Juez, velando el bienestar superior del niño, puede optar porque un niño quede en una familia de acogida. Esto resulta interesante debido a que permitiría alcanzar a más parejas con intenciones de adoptar y esto se podría traducir en un aumento significativo de menores desinstitucionalizados, prioridad que se ha fijado el actual Presidente del INAU para su gestión
Hasta la próxima
Tec. Facundo O Ordeig













