En el mismo momento en que Evo Morales por cadena de televisión anunciaba que frente a la auditoría de la OEA – que dejaba en claro las irregularidades en los comicios – llamaría de vuelta a elecciones, estaba reconociendo ante su pueblo y el mundo el fraude perpetrado.
Ese hecho grave, ameritaba que él mismo, allí, anunciara su renuncia pero no lo hizo. Quería seguir en poder, a pesar de haber defraudado a su gente.
Hoy anuncia que se va a México, en un avión de la Fuerza Aérea de ese país y hasta escenifica en una fotografía una presunta cama en el piso donde asegura haber dormido.
“Hermanas y hermanos, parto rumbo a México, agradecido por el desprendimiento del gobierno de ese pueblo hermano que nos brindó asilo para cuidar nuestra vida. Me duele abandonar el país por razones políticas, pero siempre estaré pendiente. Pronto volveré con más fuerza y energía”, escribió víctimizandose.
Sigue insistiendo con el golpe de Estado, porque en su inconsciencia no se da cuenta que el único camino que tenía, era renunciar. Había perdido la confianza de todos con el fraude comprobado.
En un golpe de Estado, alguien asume el poder en forma antidemocrática, pero aquí no hubo nada de eso. Ni los militares ni ninguna fuerza se apropió del gobierno. Se siguen las leyes que marca la Constitución y una senadora se hará cargo del Ejecutivo y llamará a elecciones para enero de 2020.
Así fue mi primera noche después de dejar la presidencia forzado por el golpe de Mesa y Camacho con ayuda de la Policía. Así recordé tiempos de dirigente. Muy agradecido con mis hermanos de las federaciones del Trópico de Cochabamba por brindarnos seguridad y cuidado. pic.twitter.com/O1EpDhS5Qw
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 12, 2019













