Luego del fracaso de la Unasur, surge otro club ideológico: ‘El Grupo de Puebla’

Ahora en Buenos Aires, con el presidente electo del kirchnerismo, Alberto Fernández, se realiza el encuentro formal del "Grupo de Puebla"

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Foto de familia del Grupo de Puebla - Foto archivo

Con las misma mentalidad de siempre de no aceptar las resoluciones judiciales en su contra en su respectivos países, cuando son acusados de corrupción, surge un nuevo grupo de ideología “progresista”, según sus creadores, pero que en realidad es otra prueba más de la intolerancia de una izquierda que intenta volver a posicionarse defendiendo lo indefendible.

“El Grupo de Puebla”, es el último invento que busca posicionarse en la región de América del Sur, integrada por algunos personajes que ya dieron sobradas pruebas de extremismo político en sus respectivos países y durante la desaparecida Unasur, el viejo grupo conformado -entre otros- por personajes con bastantes líos judiciales por delitos de corrupción: Lula Da Silva, Rafael Correa, Cristina Kirchner y con el cuestionado expresidente de Colombia, Ernesto Samper, que tiempo atrás debió admitir públicamente que su campaña electoral había sido financiada con dinero del narcotráfico, aunque quiso aclarar que “él no estaba enterado”. También apareció -¡Cuándo no!- el Pepe Mujica.

Luego aparecen las mismas caras de personajes que solo agitan las aguas,  como Dilma Roussef y el expresidente de Paraguay Fernando Lugo que siendo sacerdote católico, pobló parte del país con hijos concebidos con distintas mujeres.

Ahora en Buenos Aires, con el presidente electo del kirchnerismo, Alberto Fernández, se realiza el encuentro formal del “Grupo de Puebla”.

Fernández, un dirigente con poca credibilidad que denunciaba los desastres del gobierno de Cristina, pero cuando ésta lo digitó como su compañero de fórmula a la presidencia, se dio vuelta en el aire y cambió acusaciones por halagos y hoy habla de unión para derrotar a la derecha.

Alberto Fernández un oportunista que aún debe explicar a los uruguayos sus viajes a Madrid hospedándose gratuitamente en la residencia oficial de este país, con la “invitación” del embajador uruguayo Francisco Bustillo, quien dice ser su amigo pero que utiliza las instalaciones oficiales para hospedar a Fernández, a costa de lo que pagan en definitiva los ciudadanos de Uruguay, realizando fiestas y agasajos e incluso organizando un asado con empresarios españoles para que el electo presidente argentino hable de sus proyectos. ¿Es esto legal? Si las autoridades uruguayas no lo investigan hoy, el próximo gobierno de los orientales deberá hacerlo.

Las explicaciones ofrecidas son poco convincentes:

LEA: Informe: ¿Qué hacía Alberto Fernández en la residencia del embajador uruguayo en Madrid?

En definitiva, los intolerantes mimetizados en el Club de Puebla quieren volver y hablan de honestidad cuando muchos de ellos están inmersos en sendas causas judiciales donde no han podido probar su inocencia.