Evo Morales constitucionalmente está impedido de ser candidato a la presidencia de Bolivia; perdió el referéndum de febrero de 2016, donde los bolivianos votaron en contra de la cuarta repostulación a la presidencia del país.
Pero en otro acto fraudulento Morales utilizó a los ministros – nombrados por él – en el Tribunal Constitucional para inventar una salida ilegal que le permitiera volver a ser candidato y así, atropellando todas las leyes, volvió a postularse, cuando no podía hacerlo.
Ahora con la increíble manipulación de votos que se ha revelado por parte de los observadores internacionales, Morales pasa a la categoría de dictador capaz de cual fraude para mantenerse en el poder.
Justamente él, que no acató el resultado de las urnas en 2016, ahora habla de golpe de Estado en su contra, mientras el sospechoso conteo de votos, parece violar la decisión de los ciudadanos. Típica respuesta de quien ya ejerce la tiranía en Bolivia.
Con total desparpajo dijo Evo Morales que querer “Denunciar ante el pueblo boliviano y al mundo entero, está en proceso un golpe de Estado, se preparó la derecha con apoyo internacional para un golpe de Estado (…). Quiero decir al pueblo boliviano, primero, estado de emergencia y movilización pacífica y constitucional para defender la democracia”, señaló en conferencia de prensa, en la ciudad de La Paz.
En una rueda de prensa no explicó por qué se suspendió el conteo normal de votos y durante varias horas el TSE dejó de dar resultados, para reaparecer sin explicaciones dándolo ganador en primera vuelta.
Como siempre, el mensaje de los dictadores es el mismo y Morales ya lo es: “la culpa la tiene la derecha internacional”, dijo repitiendo los versos de Maduro.