La derecha, la izquierda, Bolsonaro y el Ché

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Jair Bolsonaro, (Fabio Rodrigues Pozzebom/Agência Brasil)

Jair Bolsonaro, el candidato brasileño del Partido Social Liberal (PSL), es criticado desde los sectores de izquierda de varios países de la región por sus ideas- que cuestionadas o no- recibieron el respaldo de casi 50 millones de votantes en Brasil y que lo posicionan para llegar a la presidencia.

Esos sectores de izquierda, critican la decisión del pueblo brasileño que -les guste o no- se manifestó a través de lo más importante de una democracia; el voto libre y soberano en las urnas.

Nadie de esos grupos izquierdistas se detiene a pensar por qué se ha llegado a esta situación. Ninguno reconoce la corrupción de los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff. Atacan al Poder Judicial y defienden, aún con las pruebas concluyentes de la Justicia, la “inocencia” de los dos expresidentes brasileños como si la suya fuese la única verdad y sin admitir las prácticas corruptas, verificadas en las  demoledoras confesiones de los propios involucrados

La enorme inseguridad pública es otra de las causas del hartazgo del pueblo del Brasil con los gobiernos del PT. Las tasas de criminalidad no descienden, aumentaron ante la pasividad manifiesta de estos dos últimos gobernantes.

Ahora aparece un candidato que les habla de terminar de forma radical con la corrupción y la inseguridad y consigue el apoyo del ciudadano de a pie, ese que más padeció la insensibilidad de dos expresidentes que durante sus mandatos, parecían proteger los “derechos humanos” de los victimarios, antes que los de las víctimas, mientras ocultaban los delitos de corrupción que hoy son públicos con los procesos de varios ex altos funcionarios de sus administraciones gubernamentales, incluido el propio Lula.

Y entonces surgieron miles de cuestionamientos a los anuncios de Bolsonaro sobre las acciones que piensa imponer. Y los epítetos dirigidos al candidato de derechas son mortíferos y lo acusan de “fascismo”“homofobia” y de “militarista”, pero ninguno se atreve a calificar a Bolsonaro de corrupto, porque no tienen elementos para hacerlo.

Y entonces las redes sociales explotan y hasta con humor aparecen comparaciones, que dejan en evidencia varias situaciones concretas:

Maduro ordena eliminar opositores y que parezca que se suicidaron, pero el fascista es Bolsonaro

El Che y Fidel establecieron un campo de concentración en Cuba para encarcelar a los homosexuales, pero el homófobo es Bolsonaro

En Nicaragua Daniel Ortega mandó al Ejército a reprimir a opositores y mataron a 400, pero el militarista es Bolsonaro

Los propios errores de la izquierda de Brasil, le abrieron las puertas a la llegada de Bolsonaro. Ahora es tarde para quejarse. Cuanto más lo critican, más lo fortalecen y el candidato de la derecha se los agradece.

Las frases históricas del Ché Guevara que si las pronunciara Jair Bolsonaro provocarían un escándalo:

“Los negros, esos magníficos ejemplares de la raza africana que han mantenido su pureza racial gracias al poco apego que le tienen al baño”…

“Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revolucionario debe convertirse en una fría máquina de matar motivado por odio puro”. 

 “Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”.

“¡El odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre fría. Nuestros soldados tienen que ser así”.

Pero claro, para la izquierda el fascista es Bolsonaro…

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